Lehendakari López. Punto y seguido. Lo dice Aznar: esta toma del poder de la coalición PSE-PP es la consecuencia de sus acciones y decisiones tomadas hace ocho años con Mayor Oreja a la cabeza. Correcto. El objetivo frentista, constitucionalista, españolista se ha hecho realidad. El cinismo es grande. Si se tiene que decir que tiene legalidad, es que alguna duda le crea el haber llegado por el camino de los juzgados y el apartar a unos cientos de miles de ciudadanos del juego político. Esperemos, que la cosa puede ponerse más dura. Una portavoz de un partido parlamentario dijo que no apoyarían su nombramiento porque representa una «vuelta al franquismo». Queda dicho.

Nos ponemos a escrutar las primeras decisiones, queremos saber qué pasa con la radio y la televisión vascongadas. Es una inquietud malsana. Los informativos puestos al servicio de la unidad de España. He intentado descubrir variantes hasta en los enfoques de este acto parlamentario. No ha variado mucho. Las cámaras están al servicio del que anda. Y como dijo el cachondo de Arguiñano, los agentes de la policía autónoma vasca se llamarán partir de hoy «Los hombre de Paco». Va creciendo el recochineo. La rabieta de los jelkides entra en los anales del cretinismo político. El cinismo crece.

El televisor está copado por todo lo que rodea a este acto, hay más invitados y periodistas que nunca en el viejo instituto gasteiztarra, se le da categoría de hito histórico y lo que podría tener de bueno, como es que se airee un poco el ejercicio del poder, resulta que es malo, porque lo que entra está más que podrido y huele mal. Seguiremos atentos a la pantalla, porque los gestos se repiten, el entusiasmo solamente está en las filas peperas, hay dudas, demasiadas y todos saben que es una circunstancia diseñada para que se produzca saltándose todas las prevenciones democráticas. Hoy empieza una nueva época. Arzallus dice que su partido debería no presentarse a las elecciones para Madrid. ¿Alguien da más cinismo? Destino de Ibarretxe: txirrindulari de día y gestor administrativo del batzoki de Laudio de tarde.