Patxi López sabía que ayer era su día y que todos los ojos, dentro y fuera de la Cámara, estarían puestos en su discurso de investidura. Su intervención, en la que utilizó el euskara en varios momentos, fue bastante más larga y densa que la de Ibarretxe, y tuvo mayores elementos novedosos en los apartados económico-sociales que en el político, donde se limitó a esbozar unos principios mil veces repetidos y a regalar los oídos de la parroquia más cercana.

Así, tras expresar hasta en dos ocasiones su satisfacción por la exclusión de la izquierda abertzale del Parlamento, el secretario general del PSE anunció que su Gabinete utilizará «sin prejuicios, todos los medios que en Derecho sean posibles para combatir a ETA», especialmente, apostilló, dotando de recursos «y lo que es más importante, de apoyo político» a la Ertzaintza, para esta labor. También anunció que trabajará para que «desaparezca de los espacios públicos cualquier atisbo de comprensión y justificación de la violencia y de los violentos» y, ya centrado en el ámbito educativo, señaló que bajo su mando Lakua «hará de la Educación un ámbito especialmente beligerante en defensa de la democracia, de combate a los presupuestos ideológicos del totalitarismo y de deslegitimación ética, social y política de la violencia y el terrorismo en cualquiera de sus formas».

Poca novedad, por tanto, en un apartado que tituló «Construir la paz», aunque López se permitió citar a Joseba Sarrionandia para afirmar que el exiliado escritor de Iurreta «reivindica con esteticismo frío» una «sociedad sin alma».

Tampoco cogió a nadie por sorpresa que anunciara la derogación «inmediata» de «aquellos artículos que, relativos a las lenguas, se contienen en los distintos decretos que establecen el currículo de la educación básica, el de infantil y el de bachillerato», ni que augurara reformas en EiTB para hacer del ente audiovisual «un servicio público plural y de calidad».

En el apartado de «Autogobierno», el líder del PSE hizo una encendida defensa del actual Estatuto, que apostó por «revitalizar», y anunció el inicio de una «negociación seria» con el Gobierno español para asumir las transferencias pendientes, empezando por las Políticas Activas de Empleo.

3.000 millones contra la crisis

En el apartado económico, López hizo mayores concreciones, y anunció como medida anti-crisis un endeudamiento de su Gobierno de hasta 3.000 millones de euros para hacer frente a «medidas extraordinarias» de inversión. Asimismo, apeló al desarrollo como herramienta económica de grandes proyectos de infraestructura, algunas con una gran contestación social, como el Tren de Alta Velocidad, sobre el que se comprometió a dar «un impulso definitivo» en esta legislatura.

Sin cambiar de apartado, el líder del PSE enumeró varias otras «medidas de choque» para hacer frente a la crisis, especialmente entre los sectores sociales más afectados por ella.

En materia social, el lehendakari electo dio especial importancia a la aprobación de la Ley de Vivienda y la Ley Municipal y se comprometió a construir 40.000 nuevas viviendas protegidas. En lo que se refiere a la política lingüística, sostuvo que estará «alejada de cualquier tipo de confrontación», y que seguirá las directrices fijadas por el Consejo Asesor del Euskara. Sobre este organismo, anunció que pretende ampliar sus funciones para que se convierta en «un verdadero órgano de encuentro lingüístico».