Mirando al futuro, perspectivas y opciones
Lo más triste del acto de ayer es que Patxi López podía, por qué no, haber llegado a ser lehendakari en condiciones totalmente distintas a las actuales. En vez de haber accedido al poder como consecuencia de sus manejos ventajistas, tras haber trucado las normas más básicas de la democracia y haber vetado los derechos de una parte de la sociedad a la que pretende representar, podía haber conseguido su objetivo en unas elecciones limpias y democráticas tras un proceso de negociación en el que se superasen los topes a la democracia impuestos por franquistas, militares, securócratas y, cabe recordarlo, algunos de sus más altos cargos como Alfonso Guerra.
No se puede olvidar que a día de hoy el Partido Socialista es el más votado en el conjunto de los territorios de Euskal Herria y que podría gobernar en todos ellos si no fuese por su pánico político. El PSOE puede utilizar esta legislatura para demostrar a los españoles su crueldad con los irredentos vascos o para demostrar a los vascos que, realmente, ellos también son vascos y pueden gobernar en defensa de sus intereses. Nadie cree que el PSE haya llegado al poder para «liberar» al euskara o para desarrollar políticas de distribución de riqueza o para respetar la identidad de aquéllos que se sienten vascos y sólo vascos. Está en sus manos cambiar esa idea. Su asignatura pendiente sigue siendo la paz en base a un acuerdo político inclusivo, estable, duradero y en parámetros de democracia y justicia.
Igual que José Luis Rodríguez Zapatero ha perdido su oportunidad de convertirse en el presidente español que superó las profundas causas del conflicto vasco, Patxi López ha perdido la oportunidad de convertirse en el lehendakari de una nueva y, por definición, transitoria estructura política basada tanto en los profundos lazos culturales, sociales y políticos que existen entre todos esos territorios como en la voluntad de una parte importante, muy probablemente mayoritaria, de sus ciudadanos. Una estructura que, por supuesto, tenga en consideración todos los territorios de Euskal Herria, desde el Ebro al Aturri. Por eso, lo único que realmente tiene de histórico el día de ayer es su falta de responsabilidad histórica para con el conjunto de la ciudadanía y con las futuras generaciones.