Raimundo Fitero
Maestrías
Se ha creado un gran revuelo porque en uno de esos cursos de verano de una muy famosa universidad han contratado a Julián Muñoz para dictar una, supongo, lección magistral, sobre la corrupción. El fariseísmo se ha convertido en una manera de estar en el mundo y si se plantea como tema de un curso, precisamente, la corrupción y a continuación lo que se quiera poner para crear el circuito, lo lógico es que comparezcan los grandes maestros en el asunto. El director de este curso ha tenido que sufrir bastante para hacer la selección de los ponentes. Lo digo por la extensa nómina de sospechosos, convictos, confesos y empurados. El pobre Cachuli es un pardillo que le encanta la vida pública, y los duritos que se va a llevar, y claro está, del talego a la uni. Como tantos. Los propios tinglados de los cursos y universidades de verano suenan todos a compadreo, compincheo, ganarse unos extras algunos y muy poco nivel docente. Se llama a Muñoz, a Ruiz Mateo o a Ormaechea, el que fue presidente de Cantabria para atraer los focos, como se ha demostrado, para que crezca la caja.
Manuel Torreiglesias, el eterno presentador del programa de TVE «Saber vivir» ha sido fulminantemente cesado ya que parece que le han pillado haciendo «irregularidades con la publicidad expresamente prohibidas en su contrato». Dicho rápido, parece que pedía a los anunciantes alguna comisión. Lo que se dice poner el cazo. Lo ha negado, como debe ser, pero un programa de estas características, con tantos años de trayectoria, no parece que se pueda dinamitar caprichosamente, por lo que existirán pruebas fehacientes de las malas prácticas. Aquí hemos dejado constancia de algo básico: la autopropaganda de sus libros era constante y ahí, seguro que sacaba su dinerito extra. Los servicios jurídicos del Ente están estudiando demandarlo judicialmente. Ya ha tenido mala suerte. Porque dentro de unos meses no tendrá publicidad. Cosa que aplaudimos. De momento veremos cómo responde la audiencia a la desaparición de Torreiglesias, aquél de «Cesta y puntos», que parecía tener una buena comunicación con la clientela fiel de las mañanas. ¿Se mantendrá en niveles parecidos de aceptación?