Lo dicen las matemáticas, el Eibar se encuentra ante su última oportunidad. Y, consecuencia de su pésima racha, lo mejor que le puede pasar al conjunto armero es que la situación se mantenga, por muy agónica que sea. Es decir, que gane para que pueda seguir disputando finales.

La otra opción, la de la derrota, o incluso la del empate, le dejaría a un paso del descenso matemático que, en el peor de los casos, podría incluso producirse la próxima jornada. Una posibilidad en la que, evidentemente, prefieren no pensar los azulgranas, que siguen abogando por apurar sus opciones.

El problema es que el enésimo intento de reacción se convierte en el más difícil todavía, no en vano visita Ipurua uno de los equipos más complicados del campeonato -sólo un punto separa al Hércules de los puestos de ascenso-, que llega, además, en calidad de equipo más goleador de Segunda. Y con una media de casi dos goles marcados por partido, el cuadro alicantino se enfrenta al peor Eibar, en términos defensivos, de la historia: incluso hace tres temporadas, cuando perdió la categoría, el cuadro armero encajó 45 goles, cinco menos de los que acumula este año en 35 jornadas.

Pero como toca ganar o morir, todo parece indicar que Josu Uribe no apostará por fortalecer la zaga, sino el ataque. Por lo visto ayer en Ipurua, el técnico podría retrasar la posición de Natxo Insa, que acompañaría a Ander Alaña en el doble pivote, con Codina, Germán y Sutil en la línea de tres, y Arruabarrena en punta de ataque.

El que repite en la lista es Arribas, ante los problemas físicos de Pampin e Iruretagoiena.