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Imanol Azpiroz Concejal de Medio Ambiente de Usurbil

No hay alternativa al puerta a puerta

Usurbil, con la ayuda de la Mancomunidad, ha tenido que afrontar este reto ante la indiferencia y el boicot velado de la Diputación. ¿Qué no podríamos conseguir si ayuntamientos y Diputación cooperásemos en resolver este problema sin recurrir a la incineración?

La implantación del sistema de recogida selectiva puerta a puerta en el municipio de Usurbil ha vuelto a poner sobre la mesa el debate social acerca de la gestión de los residuos urbanos, y creo que sus resultados van a suponer un antes y un después en esta materia, ya que entra con fuerza ganadora en el elenco de opciones disponibles.

Veamos los datos. En Usurbil hemos pasado de una tasa de recogida selectiva del 28% a una del 76%, gracias al sistema de recogida selectiva puerta a puerta (PAP). Paralelamente, hemos conseguido reducir las basuras que se arrojaban a vertedero de un 72% a un 24%. Estos datos corresponde a las primeras cuatro semanas de implantación del PAP. Es previsible, por ello, que estos datos mejoren a medida que los ciudadanos vayan haciéndose con el nuevo sistema.

No obstante, es de sobra conocido que la Diputación de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia promueven el mantenimiento del sistema actual, incluyendo un quinto contenedor para la orgánica, al tiempo que defienden la construcción de una planta incineradora en Zubieta.

Veamos ahora los datos del sistema que se apoya en el quinto contenedor. Allí donde se ha aplicado, los resultados de este sistema se mueven en torno al 35% de recogida selectiva, en el mejor de los casos. Se trata, por tanto, de unos datos muy pobres frente al 76% obtenido por Usurbil en solo cuatro semanas.

Podemos decir, en consecuencia, que a día de hoy no hay alternativa al PAP, pues no hay sistema de recogida que llegue a sus índices de reciclaje. Ante esta nueva situación ¿qué sentido tiene apostar por una incineradora cuyas emisiones tóxicas pongan en riesgo la salud de los ciudadanos y ciudadanas? ¿Qué necesidad tenemos de asumir este riesgo pudiendo evitarlo?

Construir la incineradora significa apostar por la basura y renunciar al reciclaje, porque la incineradora necesita basura para vivir. Y si aquí no producimos basura suficiente, la importaremos de otros lugares. ¿Qué ganamos con eso? Pienso que no podemos jugar así con la salud de los ciudadanos y ciudadanas.

No quiero terminar sin mencionar a las 400 familias que en Usurbil se han acogido al plan de autocompostaje del Ayuntamiento. 400 familias de un total de 500 que pueden optar a este plan, es decir, el 80%. Y en el futuro serán más todavía, pues seguimos trabajando en ello. Estas familias retiran del circuito toda su materia orgánica, alrededor del 40% del total de los residuos que generan, y por ese motivo el Ayuntamiento les bonifica reduciendo en un 40% la carga impositiva en concepto de basuras.

Usurbil, con la ayuda de la Mancomunidad de San Marcos, ha tenido que afrontar este reto ante la indiferencia y el boicot velado de la Diputación de Gipuzkoa. ¿Qué no podríamos conseguir si ayuntamientos y Diputación cooperásemos en resolver este problema sin afectar a la salud de los ciudadanos y las ciudadanas, es decir, sin recurrir a la incineración?

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