Raimundo Fitero
Puntos de sutura
La Sexta logró el pasado domingo con la Fórmula 1 y los partidos de fútbol un máximo histórico. Cuatro entre los coches y el fútbol satura su parrilla con «Perdidos» y consigue unas audiencias relevantes. La Sexta y Cuatro van a fusionarse. O al menos eso es lo que parece estar muy avanzado ya que Prisa y Mediapro están en conversaciones muy avanzadas lo que haría de esa supuesta relación un grupo importante de comunicación audiovisual con derechos de fútbol, tenis y otros deportes, además de la plataforma digital actualmente más importante. Un armisticio, la guerra del fútbol convertida en el pacto del fútbol.
Pero quedan muchos flecos de producirse este inminente acuerdo, ¿qué hacer con sus cadenas generalistas? Corre una idea forzada por ahí: mantener una de ellas para intentar competir en abierto de manera eficaz con las otras privadas y buscar porcentajes cercanos al quince por ciento y otra más elitista, de contenidos más vanguardistas que se mueva en torno al seis por ciento. Y el negocio gordo en las plataformas digitales, en el TDT de pago, será el fútbol en todas sus fórmulas, sabiendo que la posibilidad técnica del carrusel es posible y que seguramente si pueden abaratar los precios del pago por visión se logre hacer rentable.
Si esta fusión se produce, con la pública estatal sin publicidad, el panorama va a cambiar de manera muy clara y solamente queda la posibilidad de fusión entre Tele 5 y Antena 3, que crearían un grupo muy potente, pero sus dos parrillas son tan clónicas y buscando el mismo segmento de audiencias que probablemente sería difícil sumar. De todas las maneras, vienen cambios y algunos profundos. Mientras tanto disfrutamos de «El Follonero» que hace entregas de su «Salvados» que nos provocan algo más que una sonrisa, nos descubre que el humor es un bisturí perfecto para abrir las heridas más enquistadas. Su búsqueda de una entrada para la final de la Copa fue antológico. Bueno de verdad. Paseo por salas de prensa, despachos oficiales, bares y siempre demostrando sus reflejos, su don de la improvisación y cómo colocar los puntos de sutura en las heridas abiertas por su incisivo morro.