EL sindicato LAB denunció ayer el ERE de suspensión presentado por la multinacional ArcelorMittal, que afectaría a 12.000 trabajadores por un año, en una rueda de prensa donde participaron delegados de LAB en diferentes plantas del grupo junto a Alberto Cristobal, responsable del Metal del sindicato.

Cristobal afirmó que los últimos meses la multinacional ha reducido tanto la plantilla de trabajadores eventuales como su relación con las empresas subcontratadas en casi su totalidad, ha destruido 9.000 puestos de trabajo mediante bajas incentivadas y ha conseguido la congelación salarial para el año 2009. Muchas decisiones, que contrastan con los más de 6.900 millones de euros de beneficios que consiguió Arcelor Mittal en el 2008. Además la empresa va a repartir beneficios entre los accionistas, reparto por el cual la familia Mittal va a cobrar 352 millones de euros.

Cristobal afirmó que estos datos reflejan la situación real de la multinacional: «empresa con beneficios que reparte dividendos y que pretende ganar aún más a costa de los derechos de los trabajadores».

Sobre el ERE alertó de que quieren que el porcentaje de regulación sea variable y se aplique por sociedades y no por plantas. Habiendo sociedades de una sola planta productiva y otras de dos, tres incluso doce, «la propuesta hace que sea muy difícil realizar un control por la parte sindical de una aplicación correcta». Denunció que la empresa incluye los 12.000 trabajadores para usar sus horas de trabajo de este año para calcular los porcentajes de regulación, sin que todos vayan a estar afectados con la misma intensidad.

Para LAB la máxima reivindicación en esta negociación es el mantenimiento del empleo. Cristobal afirmó que no van a apoyar el cierre de ninguna planta ni el traslado de producción de unas a otras, sin que se despejen las sospechas de cierre en un futuro. Reclamó también un marco de negociación propio para Euskal Herria, «para que no decidan sobre nuestro futuro intereses ajenos a nuestra realidad».

Cristobal definió este nuevo ERE como «un nuevo ataque sobre los derechos de los trabajadores», que tiene como único objetivo «buscar mayor rentabilidad económica» valiendose del desempleo de los trabajadores para seguir ganando dinero.

En este sentido reclamó la necesidad de la lucha obrera y llamó a los trabajadores de Arcelor Mittal a participar en la huelga del día 21.