Un soldado estadounidense mató a tiros a otros cinco militares e hirió a otros tres en la base militar de Camp Liberty, en las inmediaciones del aeropuerto de Bagdad. El autor, del que en un principio se dijo que se había suicidado, permanecía detenido. El portavoz Robert Gibbs afirmó que el presidente Barack Obama estaba «triste y sorprendido» por lo sucedido y prometió que «ejercerá toda la presión que haga falta para esclarecer qué ha pasado exactamente». Paralelamente, un sexto soldado falleció en la explosión de una mina antipersona en la provincia de Basora.