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Ritxi Mendiguren y Egoitz Askasibar Miembros de ESAIT

La pitada de Mestalla

La proyección internacional de este acontecimiento puede resultar clave en aras de dar un pequeño paso hacia la consecución de selecciones nacionales de Euskal Herria y Catalunya Tenemos que felicitar a ambas aficiones por la demostración de respeto mutuo que hicieron, así como a los jugadores. Las imágenes de la final también dejaron patentes que eran jugadores vascos y catalanes. Zorionak guztioi!

Lo ocurrido durante la difusión del himno español durante la final de la copa, el escandaloso aunque no sorprendente tratamiento manipulador de la televisión pública estatal, así como las reacciones habidas ante tales acontecimientos, han marcado parte del debate de los últimos días.

En ESAIT éramos conscientes de que las aficiones vasca y catalana mostrarían su rechazo a esos símbolos que niegan en definitiva su derecho a ser, a existir, como naciones. También lo eran las diversas instituciones del Estado, y por ello multiplicaron la potencia del sistema de megafonía de Mestalla hasta niveles que no tienen parangón en el mundo, para mostrar así una artificial adhesión de cara al exterior, mientras que a las aficiones asistentes se les dejaría clara la omnipotencia del estado, capaz de acallar cualquier muestra de discrepancia y ante la que nada tendrían que hacer.

Ante esa tesitura y aunque el resultado de tal duelo fuera una incógnita, decidimos hacer un llamamiento público a las aficiones para que durante la difusión del himno mostraran su discrepancia de manera ruidosa y dieran la espalda. Podríamos haber optado por tirar la piedra y esconder la mano, pero entendimos necesario fomentar dichas expresiones reivindicativas, así como dotarlas de una lógica y sentido desde la perspectiva de naciones con sus derechos negados, alimentarlas con un discurso para que el hecho de llevar a cabo una protesta ante quien niega los derechos propios y ante su simbología resulte algo normal e incluso necesario.

Si a día de hoy Euskal Herria o Catalunya no cuentan con selecciones deportivas internacionales, es porque los estados francés y, fundamentalmente, el español, niegan de manera activa el ejercicio de tal posibilidad. Han sido múltiples los ejemplos de implicación activa en ese sentido -recursos contra estatutos de federaciones, pelota el año 2002, recientemente el veto a la oficialidad de la selección catalana de hockey o las declaraciones publicas de la portavoz del Gobierno Central-.

La final de la Copa del Rey es presidida por la máxima representación institucional, tanto política como deportiva, del estado. En ella se dan cita los artífices directos de la negación de la oficialidad de nuestras respectivas selecciones. Y suena un himno, símbolo de un estado, símbolo a su vez de la negación del ser de las naciones vasca y catalana. Será muy difícil que ambas aficiones puedan tener una ocasión similar de mostrar directamente ante los responsables su parecer en torno a la negación de sus derechos colectivos.

Con estos mimbres, ¿Cómo es posible no pedir a las aficiones que aprovechen esta oportunidad para mostrar su enfado ante quienes de manera prepotente vulneran sus derechos? No puede haber conducta mas legítima y plausible que la de los que alzan su voz frente a quienes recae la responsabilidad directa de la vulneración de sus derechos, hasta el punto de poder considerarse lo sucedido en Mestalla como un ejercicio masivo de expresión de los pueblos vascos y catalán, un ejercicio de democracia directa. Por todo esto, por encima de intentos de descalificación de quienes se sienten mas cómodos compartiendo palco con los responsables de esta situación que padecemos vascos y catalanes que con las propias aficiones, queremos felicitar a estas, porque el de la final, fue un paso histórico.

Por un lado, supuso una inequívoca expresión de voluntad, de autodeterminación deportiva. Por encima de cualquier otra valoración, lo que ha quedado claro es la mayoritaria determinación de vascos y catalanes por una selección y colores propios, que no se identifican con España. Ha quedado claro para quienes se encontraban en el palco e imponen desde su labor diaria la obligatoriedad del modelo negacionista actual. También para quienes, anestesiados por los medios de comunicación estatal, viven una realidad virtual consistente en negar la mayoritaria identificación de Euskal Herria y Catalunya para con sus naciones y selecciones.

Por otro, la proyección internacional de este acontecimiento puede resultar clave en aras de dar un pequeño paso hacia la consecución de selecciones nacionales de Euskal Herria y Catalunya. Es un hito inédito en todo el mundo, imposible de comprender si no es teniendo en cuenta la existencia de dos naciones con sus derechos a existir a nivel deportivo conculcados. Hechos de este calado, que muestran una voluntad y determinación tan mayoritaria, contribuirán, sin lugar a dudas, a que fuera de las fronteras del estado español sepan que existen dos naciones que no se identifican con el estado y cuyas demandas va a haber que atender.

Por ultimo, también tenemos que felicitar a ambas aficiones por la demostración de respeto mutuo que hicieron, así como a los jugadores. Las imágenes de la final también dejaron patentes que eran jugadores vascos y catalanes. Zorionak guztioi!

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