Los combates en Pakistán provocan más de un millón de desplazados
Los combates entre las Fuerzas Armadas de Pakistán y los talibán en el noroeste del país han provocado más de un millón de desplazados. ACNUR pidió un «apoyo masivo» de la comunidad internacional para atender a estas personas. Advirtió que se trata de «la mayor crisis de desplazamiento interno» en la historia de Pakistán. El Ejército seguía a las puertas de Mingora, principal ciudad del valle de Swat, bajo control de los talibán desde hace varios meses.
GARA |
El Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que no dar respuesta a una de las más dramáticas crisis de desplazados de los últimos tiempos podría generar una mayor inestabilidad en Pakistán, por lo que reclamó un «apoyo masivo» de la comunidad internacional.
Desde el 2 de mayo, cuando las Fuerzas Armadas lanzaron una amplia ofensiva contra los talibán en los distritos de Dir Bajo, Buner y Swat, en el noroeste, más de un millón de civiles han huido de sus hogares. La ONU estima que el 48% son niños. El 18% están en los 12 campamentos levantados por las autoridades, mientras que el resto ha buscado refugio en casas de amigos y familiares.
Aunque la situación sanitaria todavía no es extremadamente grave, según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades ya han empezado a aflorar. Más de 9.000 personas sufren infecciones respiratorias graves, unas 5.500 tienen diarrea aguda, 1.749 padecen infección respiratoria leve y en 903 casos, la diarrea es sangrante.
«Durante décadas Pakistán ha acogido a millones de refugiados afganos. Es importante expresar exactamente la misma solidaridad», destacó Guterres.
Alertó de que si las ayudas no llegan, la crisis humanitaria se convertirá en un «gran factor desestabilizador» para el país, que ya acoge a 1,7 millones de refugiados afganos y a otros 550.000 desplazados internos por las ofensivas del Ejército en 2008 en otros lugares de la Provincia de la Frontera del Noroeste (NWFP) y las áreas fronterizas con Afganistán.
«Es el momento de aportar un apoyo masivo y no de hacer gestos simbólicos», insistió Guterres dirigiéndose a los países donantes.
Según asociaciones de defensa de los derechos humanos, los índices actuales de desplazamiento forzado son los peores desde la partición de India y Pakistán en 1947.
«El Gobierno tendría que dejarnos en paz. Estamos aquí por los bombardeos del Gobierno, no por los talibán», manifestó Hayat Ullah, que huyó de Mingora con su esposa, hijos y nietos. Ahora, todos están en un campo de refugiados en el distrito de Mardan.
«La situación es de agobio. La gente primero siente alivio por haber abandonado el lugar de confrontación, pero después sufren bajón», indicó a Efe la portavoz de Unicef en Pakistán, Antonia Paradela. Explicó que necesitan alimentos, agua, sanitarios, ventiladores y ropa para que puedan afrontar las altas temperaturas.
El Ejército se encontraba a las puertas de Mingora, la principal ciudad del valle de Swat, controlado por los talibán.
Ayer, además, estallaron dos bombas en Peshawar matando a una decena de personas e hiriendo a una treintena.
Desde finales de 2001, más de 2.000 soldados han muerto en las zonas tribales. Pakistán vive una ola de atentados suicidas sin precedentes que, en sólo año y medio, han matado a 1.800 personas. Osama Bin Laden llamó a la «guerra santa» en el país por su apoyo militar a Washington.
Al menos 25 personas murieron ayer y varias resultaron heridas en nuevo ataque con misiles, supuestamente llevado a cabo por un avión no tripulado de Estados Unidos en una zona tribal paquistaní fronteriza con Afganistán. Dos misiles impactaron contra un complejo en el que había una escuela coránica y un almacén de municiones en la zona de Mir Ali, en la región tribal de Waziristán del Norte, según la cadena Geo TV.
Es el segundo ataque con misiles que se produce en cuatro días en la misma zona. El martes, otros dos misiles mataron a una decena de personas, entre supuestos milicianos y civiles.
En el último año y medio, se han registrado casi 60 bombardeos de Estados Unidos, la mayoría en Waziristán del Norte y del Sur.
Las incursiones aéreas de aviones no tripulados y de la CIA se han intensificado desde la llegada al poder de Barack Obama, que ha hecho de Afganistán y Pakistán su principal prioridad en materia de política exterior. En un reciente encuentro en Washington con sus homólogos paquistaní y afgano, Asif Ali Zardari y Hamid Karzai respectivamente, el presidente estadounidense les instó a hacer a un lado sus diferencias y a aunar esfuerzos militares y estrategias en contra de los talibán, que están a cien kilómetros de Islamabad.