Ni una, ni dos. El Manchester United logró ayer proclamarse campeón de la Premier League, por tercera vez consecutiva, corroborando una vez más, y ante su afición, la hegemonía que mantiene en la máxima categoría de la cuna del fútbol. Después de imponerse ante el Wigan el pasado miércoles con los goles de Michael Carrick y el argentino Carlos Tévez, Alex Ferguson saltó al campo del Old Trafford con una idea clara: Buscar un empate, que fuera suficiente para conseguir el punto que les aseguraba el título.

Abou Diaby fue uno de los hombres más ofensivos para la formación londinense, que contó con un Arshavin en plenas facultades en el primer tiempo. En el otro bando Wayne Rooney estuvo muy cerca de derribar la meta del polaco Fabianski en un primer tiempo donde abundaron las jugadas a balón parado y las continuas faltas del Arsenal. El resultado fue inamovible y el trofeo volvió a quedarse en el Teatro de los Sueños. Pero Ferguson ya ha avisado que ellos no se aburren: «El año que viene también iremos a por el trofeo».

El Scudetto

El Inter, por su lado, también se ha hecho con la Scudetto italiana. Los de Mourinho no han tenido que jugar su partido para saborear el triunfo, que llegó tras la estrepitosa derrota del Milan ante el Udinese por 2-1.

Los dos triunfos tienen similitudes, ya que ambos equipos empatan a títulos con el correspondiente rival -el ManU iguala a 18 con el Liverpool, y el Inter empata a 17 con el Milán-.