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El derbi de la angustia terminó en suicidio colectivo

Un Alavés muy plano, agazapado y lento no pudo conseguir un triunfo que se encontró muy encarrilado tras el gol de Edu Albacar y la expulsión de Raúl García en el 42. Biel Medina hizo el empate azulgrana.

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DEPORTIVO ALAVÉS 1

SD EIBAR 1

Jon ORMAZABAL | GASTEIZ

El derbi de la angustia en Mendizorrotza terminó posiblemente de la peor forma posible, con un empate que prácticamente condena a ambos equipos a volver a enfrentarse la temporada pasada en el grupo de Segunda B en el que queden encuadrados los equipos vascos. El partido, que dejó en evidencia las miserias de ambos equipos, terminó siendo una especie de suicidio colectivo, en el que el honor que se atribuye a los samurais que se hacían el hara-kiri hay que atribuírselo al Eibar, que al menos ayer, hizo frente a las múltiples adversidades con las que se topó, lesiones, expulsión rigurosa y gol raro en contra, con bastante dignidad.

Por contra, justo ocho años después de aquella gloriosa final de la UEFA en la que se dio a conocer al mundo, el Deportivo Alavés ofreció una de sus peores versiones que uno recuerda, en la que no pudo conseguir una victoria que se le había puesto completamente de cara. Sin intensidad, frescura y ningún criterio ofensivo, el equipo de Javi López se encontró con un un 1-0 tras un buen golpeo de Edu Albacar, ante un rival con 10 y mermado físicamente y una sucesión de resultados que le dejaban la permanencia a sólo dos puntos y, ni siquiera con todo a favor, fue capaz de amarrar un triunfo que en ningún momento había merecido.

No sólo eso, pese a su superioridad numérica, habrá algún optimista que podrá pensar que consiguió recortar un punto respecto a un un grupo de equipos a los que persigue que, visto lo visto ayer en Mendizorrotza, son el único argumento válido para soñar con una permanencia un punto más cerca en lo clasificatorio, pero mucho más lejos por las sensaciones y el juego desplegado por un Alavés al que la angustia volvió a paralizar por completo.

Incapacidad total

Por mucho que hubiera podido estar aislado de cualquier noticia o comentario sobre cualquiera de los dos equipos, un espectador ajeno sólo hubiese necesitado contemplar la primera parte para colocar a albiazules y azulgranas en los puestos más bajos de Segunda.

Y es que, el espectáculo ofrecido por los dos equipos invitaba a sumarse a los conciertos del Azkena, que se celebraba en las inmediaciones. Y es que, mientras los acordes eléctricos tomaron las cercanas campas de Mendizabala, el derbi se jugó a cámara lenta, sin que ninguno de los dos creara una sola oportunidad clara de peligro.

Con la práctica totalidad de sus jugadores de vanguardia fuera de combate, Josu Uribe planteó un partido en el que colocó a Larrazabal encima de Emilio, con Alaña y Carlos Rubén ayudando en tareas destructivas, cortocircuitando por completo a un Alavés que no encontraba la fórmula de crear peligro ante Zigor.

El brío inicial apenas le duró diez minutos a un Alavés que jugó como partido en dos, con demasiado espacio entre el doble pivote conformado por Emilio y Garitano y unos delanteros y extremos que, con la honrosa salvedad de Cuevas, aportaron muy poca movilidad, desmarques y apoyos para poder sacar el balón con criterio.

Con todas sus limitaciones, especialmente ofensivas, el Eibar dio la cara, aguantando sin excesivos problemas en defensa, pero dejando en evidencia sus carencias anotadoras, con Markel Robles, un mediocentro, haciendo de ariete y creando problemas a la pareja de centrales albiazul con su envergadura.

Sin embrago, toda esa buena puesta en escena que Uribe quería aprovechar en la segunda mitad dando entrada a delanteros más veloces como Codina en la segunda mitad, se vio muy condicionada en apenas dos minutos, primero con la lesión de rodilla de Carlos Rubén, que tiene pinta de ser grave, y después con la rigurosa expulsión de Raúl García por cortar por detrás un contragolpe albiazul.

En la reanudación, el partido se fue abriendo y Javi López buscó más salida con Pablo DE Lucas, pero el juego albiazul seguía siendo demasiado lento y apático, consiguiendo sólo un poco de mordiente por banda derecha, donde Cuevas sacó provecho de un Aitor López Rekarte cambiado de banda.

Ballesteros tras jugada personal y Javi Guerra de chilena estrenaron a los dos partidos poco antes de que Edu Albacar sorprendiera a Zigor en el lanzamiento de una falta que el tarraconense puso en las redes azulgranas.

Pero ni siquiera tener el panorama tan despejado como lo tenía Mendizorrotza en el minuto 68 sirvió para tranquilizar los nervios. El Alavés no supo tener la posesión del balón y a poco que el Eibar apretó, no tardó en llegar el habitual fallo defensivo. Tras un corner, Añibarro puso un balón en el área y Biel Medina, completamente solo, firmó un empate que no sirve a ninguno de los dos.

Javi López: «Nos ha entrado un poco de pánico a ganar»

Nadie podía creerse que Josu Uribe y Javi López hubieran cosechado el mismo resultado, a tenor de lo que se pudo ver tras el encuentro en la rueda de prensa. La satisfacción desbordada del entrenador armero contrastaba con el tono más sosegado y preocupante de un técnico, el catalán, que dijo sentirse mal «porque nos ha entrado un poco el pánico a ganar. No hemos cerrado el partido. Teníamos en el campo gente con criterio para mover el balón, pero no se ha buscado esa opción». Sin embargo, detrás de ese punto que no sabe a mucho, algunos no han tardado en realizar la primera lectura positiva. Entre ellas el mismo técnico alavesista: «El lado positivo del partido es que hemos restado un punto, ya estamos a cuatro, y hay que seguir en la pelea, intentándolo».

Pero también es consciente de la realidad, «y está claro que tenemos que empezar a sumar de tres en tres para salir de ahí». Otro hecho de cierta relevancia fueron los pitos que se escucharon tras el partido, hechos que se trasladaron a los exteriores de Mendizorrotza, donde un grupo de simpatizantes babazorros esperó a la plantilla alavesista. «La afición ha estado de 10. Ha animado durante todo el partido, y luego ha pitado para mostrar su disconformidad. Es normal», quiso zanjar el preparador alavesista.

Josu Uribe apareció ante los medios contento por el trabajo de su equipo. «Hemos hecho muy buen partido. Ha habido dos hechos que han condicionado el partido: la expulsión de Raúl García y la lesión de Carlos Rubén han echado al traste nuestros planes. Pero estoy muy contento porque el equipo ha hecho lo que hemos ensayado durante la semana». Pero no quiso marcharse sin lanzar unas palabras de cariño hacia el equipo babazorro. «Yo no sé si se salvará o no, pero yo deseo que, si no se mantiene el Eibar, se quede el Alavés. Por la gente, los periodistas... pero que se mantenga el Alavés», comentó el entrenador asturiano. K. AKORDARREMENTERIA

Tensión en la salida de los jugadores

Aunque el apoyo hacia el equipo fue total, especialmente en la zona que ocupa Eztanda Norte, la tensión que se vive en torno al club explotó al término del partido, no ya con una pitada merecida, sino en la salida de los jugadores del estadio, a los que esperó e increpó un grupo de enojados aficionados. Los profesionales salieron por otra puerta no habitual, escoltados por varias dotaciones de la Ertzaintza, sin mayores problemas.

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