MONTJUIC Derrota rojiblanca
Sólo un regalo pudo romper un encuentro sin dueño
El Athletic regresó sin puntos de su visita a Montjuic después de que el colegiado se inventara un penalti en favor de los locales. Los rojiblancos no fueron inferiores a su rival, pero les faltó profundidad.
ESPANYOL 1
ATHLETIC 0
Amaia U. LASAGABASTER | BILBO
Sólo un regalo, con Ramírez Domínguez, Coro y Gurpegi como protagonistas, impidió que el Athletic regresara con algún punto de Barcelona. Tampoco es que la trascendencia sea excesiva, aunque esa apreciación se circunscribe al punto de vista rojiblanco porque, probablemente, no opinarán lo mismo los numerosos equipos que todavía pelean por la permanencia con el Espanyol.
Otra cosa es que, aún con la temporada finiquitada, la resolución del choque moleste a Joaquín Caparrós y sus hombres. Que lo hace y con razón, porque el Athletic se hizo acreedor al empate que mostraba el marcador hasta el minuto 69. Algo que tiene su mérito, teniendo en cuenta que el rival se jugaba muchísimo más que los bilbainos -aunque apenas lo demostró- y, sobre todo, que buena parte de los jugadores que actuaron ayer lo hicieron también en Mestalla y, posiblemente, acusaban más que sus compañeros el bajón postcopero.
Se notó, pero tampoco en exceso. Mérito del propio Athletic, que ofreció bastante más de lo que se presuponía, pero también del Espanyol, que acusó la presión. Tras una remontada espectacular en las últimas jornadas -16 puntos de 21-, los periquitos tenían en la mano asegurarse la salvación pero, en lugar de lanzarse como halcones a por ella, se mostraron agarrotados. Sólo en los primeros minutos y tras el gol, cuando ya se vieron con los dos pies en Primera, parecieron tener claras las ideas. Si le añadimos un rival que encontró toda su motivación en la profesionalidad, no es de extrañar que el choque resultara soporífero.
Con Mikel Balenziaga por delante de Koikili y, la única sorpresa de la tarde, Carlos Gurpegi acompañando a Fernando Amorebieta en el centro de la defensa, el Athletic sólo lo pasó mal en los primeros minutos. Algún error propio, la movilidad de Callejón y la buena vista de Iván de la Peña propiciaron que, en los primeros compases, el balón rondase con cierta asiduidad y bastante peligro el área de Gorka Iraizoz.
Pero al Espanyol se le acabó el fuelle. O bien fue el Athletic el que lo encontró. Lo cierto es que antes de que se cumpliese la media hora, los rojiblancos ya habían anulado la superioridad local e incluso acabaron decantando la balanza de su lado. Con De la Peña tapado, los blanquiazules se quedaron sin ideas y sin surtidor de balones. Eso permitió que el Athletic apenas sí volviera a sufrir.
Otra cosa es que lo hicieran los catalanes. Porque si algo le faltó ayer al Athletic fue profundidad, aunque hubo algunas acciones en las que pudo, al menos, crear incertidumbre en las inmediaciones de Kameni. Con Balenziaga, bastante entonado en su nueva posición -aunque sólo si nos circunscribimos a su etapa rojiblanca-, entre los principales protagonistas. Precisamente un buen balón suyo pudo convertirlo en gol Javi Martínez y, algo después, fue el propio jugador de Zumarraga el que pisó el área: primero, buscando un buen servicio a taconazo de Ion Vélez y después, controlando un buen balón que acabó despejando la zaga local.
Pocas más noticias hubo hasta el descanso del Espanyol, demasiado pendiente de que De la Peña se hiciese hueco para enviar un balón en condiciones.
El talismán blanquiazul
Por similares derroteros comenzó el segundo tiempo, con susto inicial tras un error de Amorebieta, que obligó a Iraizoz a lucirse ante Lluis García, y posterior reacción de los rojiblancos, que seguían manteniendo a raya a su rival y buscando sin claridad el área contraria.
Se movieron los banquillos en busca de aire fresco -incluyendo la entrada de Xabi Etxeita por un renqueante Iraola- y, efectivamente, por ahí se rompió el partido. Concretamente, con la entrada de Coro, que ratificó su condición de talismán.
A veinte minutos del final, encaraba a Gurpegi -reconvertido en lateral tras la marcha de Iraola- dentro del área, se dejaba caer y Ramírez Domínguez premiaba su actuación, con algo mejor que un Oscar para un equipo en la situación del Espanyol: un penalti con el que Lluis García sentenció la tarde.
De ahí al final, los blanquiazules intentaron proteger su renta, renunciando incluso al contragolpe, y el Athletic lo siguió intentando con más ganas que acierto. El bagaje ofensivo de los rojiblancos, de hecho, se limitó al bombardeo esporádico de balones, cabeceados sin demasiado fuste por Llorente y Toquero, y una buena acción de Joseba Etxeberria, que Javi Martínez envió cerca del palo.
Final, avión y a pensar en el Atlético, ante el que los bilbai nos esperan despedir la temporada en casa con un buen homenaje a su afición.
La derrota en Montjuic no va a afectar demasiado al balance de la temporada rojiblanca, pero la forma en que llegó, después del esfuerzo que supuso para el Athletic dar carpetazo a la final de Copa, no sentó nada bien.
«Qué duda cabe que se nos queda mal cuerpo, porque veníamos con la idea de llevarnos los tres puntos», reconocía Joaquín Caparrós, dolido por la forma en que llegó el gol local. «Nos han dcho que no ha sido, pero está ahí», se resignó.
En lo que respecta al desarrollo del choque, el técnico explicó que fue «un partido clásico de final de temporada, en el que el Espanyol se ha agarrotado y nosotros tampoco teníamos esa intensidad. No esperaba un partido bien jugado por los dos rivales, sino tenso por la incertidumbre del resultado». «Era un partido -prosiguió- en el que nos imaginábamos que nos iba a faltar esa chispa, en el que el Espanyol también estaba muy agarrotado por la situación, con la mente aquí y en otros campos... Me imaginaba que sería así».
Caparrós, con todo, se mostró satisfecho con la entrada de sus jugadores y recordó que «nos quedan dos partidos y queremos conseguir resultados positivos, como queríamos hacer aquí. Es nuestra obligación hacer ese esfuerzo».
Carlos Gurpegi, protagonista involuntario de la jugada decisiva, se mostraba especialmente contrariado. «Los que lo han visto por televisión también me han dicho que no era penalti -explicó- y que era increíble que lo hubiera pitado. Si incluso hago el gesto de apartarme, pero me choca y se tira. Para mí ha sido muy sorprendente porque, encima, me saca la tarjeta».
El navarro se reconocía «bastante jodido porque tenía mucha ilusión de jugar estos partidos y no estoy teniendo mucha suerte». Aún así, confía en volver a tener minutos en los dos últimos encuentros de la temporada, en los que también espera tener mejor suerte de cara al resultado. «Para nosotros será la mejor manera de devolver todo lo que nos ha dado la afición. A ver si podemos poner un buen broche».
Andoni Iraola se perderá el partido frente al Atlético -para el que todavía no hay fecha-, después de que ayer viera su quinta cartulina amarilla. El usurbildarra, además, se retiró lesionado en la segunda parte. Según una primera exploración, sufre un esguince en el ligamento de su tobillo derecho.
Fernando Llorente disputó en Montjuic su 150º encuentro con la camiseta rojiblanca. El delantero debutó con el primer equipo del Athletic el 16 de enero de 2005 a las órdenes de Ernesto Valverde y, desde entonces, ha disputado 127 partidos de Liga, 22 de Copa y 1 de Copa de la UEFA. Esta temporada es el máximo realizador del equipo.