Izkander FERNANDEZ Crítico musical

Era el día de un grande de la historia del rock. Los ojos de Alice Cooper eran los protagonistas de una jornada en la que Woven Hand, Mike Farris y The Soundtrack of Our Lives proporcionaban los otros puntos de interés. Curiosamente, exceptuando a Cooper, que actuaba en el escenario grande, los conciertos más sabrosos del sábado eran en el escenario-carpa dedicado a Ron Asheton, una localización que ha arrastrado notorios problemas de sonido a lo largo de todo el festival. Los primeros en sufrir la deficiente sonorización del escenario pequeño del Azkena fueron Woven Hand. Su sonido enraizado en el folk y el country con tintes góticos y asfixiantes se topó de bruces con una muralla de distorsión que empañó un momento llamado a ser mágico. Pese a que el concierto fue excelente los problemas con el sonido enturbiaron la belleza que irradia la banda de Eugene Edwards.

Quizá Mike Farris tuvo más suerte a la hora de poner en escena la enésima relectura del rock sureño. El sonido estuvo más acorde con la propuesta de Farris, con menos subidas injustificadas y menos molestias en general. De esta forma, Farris se entregó ante una audiencia forofa que ya lo había apoyado en la plaza de la Vírgen Blanca al medio día. Concierto sentido y cristalino con un Farris excelso en las tareas vocales y una banda espectacular respaldándole.
A buen seguro que esta actuación será recordada junto a la que Farris ofreció junto a su anterior banda, Screamin’ Cheetah Wheelies, uno de los momentos más celebrados en la historia del Azkena Rock Festival.

The Soundtrack Of Our Lives, al igual que Black Crowes, llegaron a Gasteiz dispuestos a finiquitar una deuda pendiente con el Azkena ya que hasta en dos ocasiones se habían caído del cartel tras haber sido confirmados por la organización. Lo hicieron para presentar su reciente doble trabajo en estudio, titulado “Communion”. Y lo hicieron a lo grande.

Si el Azkena Rock Festival coronó a alguna banda en la edición de 2009 esa fue TSOOL. Y eso pese al desastroso sonido que acompañó a los suecos durante casi todo el concierto.

TSOOL son una banda que rastrea con éxito por un montón de referentes musicales en busca de la tecla correcta. Lo vienen demostrando a lo largo de toda su discografía, especialmente en los geniales “Behind the music” y “Origin, Vol 1”, y vuelve a corroborarlo con su reciente “Communion”. Sicodelia, elegancia pop y energía punk se dieron la mano bajo la carpa de Mendizabala para consumar una actuación que rozó la maravilla con el mal sonido como único contratiempo.  

El momento para la historia, o para un histórico, llegó con Alice Cooper. El vocalista Vincent Fournier fue el encargado de poner banda sonora a la imaginación rockera de toda una generación y con el paso del tiempo ha sabido adaptarse con mayor o menor éxito pero siempre con una elegancia envidiable.

Sobre las tablas del escenario grande se vio lo de siempre: una irreductible colección de himnos, teatralidad, camisas de fuerza, muertes, violencia, ahorcamientos y resurrecciones. Todo con Alice como maestro de ceremonias y una eficiente banda como principal respaldo. “No More Mr Nice Guy”, “I’m Eighteen”, “Under my wheels”, “Welcome To My Nightmare”, “Steven”, “Dead Babies”, “Killer”, “I Love The Dead” y “School’s out” fueron algunos de los mejores momentos de la actuación de Cooper. Para el bis se guardó “Billion Dollar Babies”, la heavylona “Poison” y la mítica “Elected”, conocida pieza que no siempre cae en directo. Tras Alice Cooper, los prescindibles Toy Dolls se encargaron del fin de fiesta.

Según la organización, fueron en torno a 13.000 los aficionados que asistieron a la jornada de clausura del Azkena Rock.