Josebe Egia
Derecho a decidir libremente
Hay que ver cómo pone a determinados sectores el derecho a decidir de la ciudadanía! En lo político ya estamos experimentando de sobra la violación de este derecho como pueblo. Ahora, también en lo personal hay sectores que claman al cielo porque se abre una puerta al derecho de las mujeres a decidir libre y responsablemente sobre su maternidad y evitar, en la medida de lo posible, que se produzcan embarazos no deseados.
Acaba de anunciarse que la píldora del día siguiente se venderá libremente y sin receta en todas las farmacias del Estado español. En tres meses estará disponible para quien la quiera comprar, eso sí, pagando unos 18 euros. En agosto habrá terminado el periplo de muchas jóvenes, o no tan jóvenes, que se recorren, muchas veces de madrugada, las urgencias de los hospitales buscando este método de emergencia, aguantando en muchos casos interrogatorios y malos modos, cuando no la negativa, del personal sanitario.
La venta de la píldora del día después en las farmacias, sin receta médica y a cualquier edad, pretende posibilitar la anticoncepción de emergencia como fórmula efectiva para evitar embarazos no deseados. El incremento de los abortos, que se han duplicado en la última década -en 2007 más de 6.000 abortos en menores de 18 años- es más que un dato que avala la idoneidad de esta medida que, por cierto, es una realidad en 46 estados. En países como Gran Bretaña, Bélgica, Estados Unidos, India o Portugal ya se suministra este medicamento sin prescripción médica, y en todos se ha demostrado eficaz. En el Estado francés se produjo un descenso del 20% en el número de abortos desde que se implantó la venta sin receta de la píldora poscoital.
La (OMS) considera la píldora del día siguiente como un medicamento «esencial», que «inhibe la ovulación y no provoca el aborto». A su vez, todas las entidades científicas mantienen que la píldora es anticonceptiva -por su mecanismo de acción- y de urgencia, porque no es para usarla como anticonceptivo regular sino cuando éste falla o se mantienen relaciones sin protección. Por otra parte, varias sentencias no consideran abortivo el fármaco y no reconocen el derecho a la objeción de conciencia para dispensarlo. A pesar de esto, como no puede ser menos, la Conferencia Episcopal Española ha vuelto con el cante de que «el aborto con píldora también es un crimen».
Queda pendiente el tema del costo, pues esos 18 euros pueden ser prohibitivos para la gente más joven o personas sin recursos. Hay quien mantiene que sería mejor que la píldora se diera gratis en centros sanitarios, porque así llevaría en paralelo el consejo médico. Pues sí, eso sería lo suyo, pero la experiencia nos dice que eso no funciona. No obstante, la gratuidad del fármaco y facilitar su acceso a los colectivos más desfavorecidos, por ejemplo, es competencia de las comunidades autónomas. A tiempo están los gobiernos de Hego Euskal Heria de ejecutar esta competencia... aunque se trate del derecho a decidir libremente.