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Adaptarse a los cambios

«Sueños de juventud»

La trilogía de los Sveràk, padre e hijo, se cierra con una película que ha conquistado las salas de cine checas, superando incluso al éxito del maestro Jiri Menzel con «Yo serví al rey de Inglaterra».

M. I. | DONOSTIA

Los Sverák han tardado once años en ofrecer la tercera entrega de su trilogía sobre las etapas de la vida, porque padre e hijo no se ponían de acuerdo en el tratamiento a dar a este último capítulo. En 1991 hicieron la primera película dedicada a la niñez con el título de «Escuela primaria», para en el 96 conseguir el Óscar a la Mejor Película Extranjera con «Kolya», la segunda parte referida a la madurez. Por fin nos llega «Sueños de juventud», que supone un brillante colofón al abordar la vejez con similar acierto. El realizador Jan Sverák no ha tenido otro remedio que ceder ante la presión paterna, dado que el actor Zdenek Sverák es también quien se encarga del guión. Por eso ha sido el responsable del diseño del personaje principal tal como lo veía desde el principio, poniendo en su boca unos diálogos que justifican su comportamiento de persona mayor que mantiene la misma vitalidad que cuando era joven. De paso ha impuesto su visión de la actual República Checa, donde los mayores no encuentran su sitio por culpa de la penetración del sistema capitalista, contrario a los ideales solidarios en los que fueron educados.

El protagonista de «Sueños de juventud» es un profesor de literatura jubilado, que quiere seguir en activo y busca otros trabajos, yendo a parar a un supermercado donde recoge botellas para el reciclaje. Dicha tarea diaria le mantiene en contacto con la gente, en especial con las mujeres que acuden a la compra, lo que le permite llevar a cabo sus fantasías amorosas fuera de un matrimonio que ya no le estimula. Aunque la película tiene un trasfondo dramático, por tratar temas existenciales, no le falta el consabido toque de humor checo y momentos de comedia.

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