Al menos 66 personas, entre ellas tres soldados estadounidenses, murieron entre el miércoles y ayer en una nueva ola de atentados en Irak cuando faltan algunas semanas para la retirada de las tropas de EEUU.

El miércoles por la noche, un coche bomba mató a 40 personas e hirió a 85 en el distrito de mayoría chií de Shula, en Bagdad. La explosión, ocurrida cerca de un popular restaurante, fue tan fuerte que destrozó diez vehículos y varios comercios.

Ayer, 12 personas fallecieron y 26 sufrieron heridas en un mercado del barrio de Dura, en el sur de la capital iraquí. El ataque iba dirigido contra una patrulla del Ejército de Estados Unidos, que solía frecuentar el lugar. El kamikaze hizo detonar el cinturón de explosivos que llevaba al paso de los soldados. En un comunicado, el mando militar estadounidense informó de la muerte de tres soldados en la explosión de una mina en el mismo barrio, pero la desvinculó del atentado ocurrido en el mercado. Desde principios de mes, han fallecido 17 soldados.

En Kirkuk, otro kamikaze se inmoló en medio de un grupo de milicianos financiados para combatir a al Qaeda.