«Para hacer efectivo el compromiso de la reducción de las emisiones es necesario un nuevo plan energético para Euskadi», afirmó ayer Juan López de Uralde, director de Greenpeace en el Estado español, en una rueda de prensa celebrada en la cubierta del buque Rainbow Warrior.

Este barco llegó ayer a Bilbo, donde permanecerá hasta el domingo, en su primera escala en el marco de la gira que esta organización va a realizar por la península coincidiendo con su 25 aniversario. El objetivo de esta gira es concienciar a la ciudadanía de las consecuencias del cambio climático.

«El cambio climático no es una teoría científica, sino una realidad constatada», aseguró, y añadió que hay que tomar medidas ya porque no se trata de «simples anécdotas, sino de efectos dramáticos» para la población mundial.

López de Uralde se felicitó por el anuncio del lehendakari, Patxi López, de lograr los objetivos fijados en Europa para el 2020 de reducir el 20% de las emisiones de CO2, algo que, según matizó, sólo se conseguirá con medidas «muy diferentes a las planteadas hasta ahora».

«No se puede luchar contra el cambio climático invitando a los ciudadanos a usar menos el coche. Eso es atacar un cáncer con una aspirina», añadió el director de Greenpeace en el Estado español, que reclamó al Ejecutivo de Lakua un nuevo plan energético que no esté supeditado «como hasta ahora» al dictado de los departamentos de Industria y Transporte.

Por ello, López de Uralde exigió medidas concretas como el cierre de una central térmica de Pasaia o proyectos de centrales de ciclo combinado, entre otras, porque, según denunció, los efectos de ese cambio climático son ya evidentes en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa.