En la comunicación, lo que se calla es tan importante, o incluso más, que lo que se dice. Por ello, en el análisis y desarrollo de los lenguajes, sean del tipo que sean, como elemento estructural de la sociedad, Montehermoso se ha centrado en «lo que se oculta en la representación», en el «fuera de campo». En torno a este concepto giran las nueva muestras que el centro cultural gasteiztarra presentó ayer y que conforman su oferta expositiva para el segundo semestre.

Se trata de los proyectos que fueron seleccionados en la edición del año pasado de la convocatoria Arte e Investigación. El exitoso certamen recibió 370 solicitudes, pero al final escogieron ocho artistas con los que han trabajado durante un año para producir los proyectos específicos. Asimismo, también ha habido una propuesta comisariada que reúne a once artistas procedentes de diferentes contextos. Todo este trabajo desembarcó ayer en Montehermoso en forma de unas producciones que han invadido prácticamente la totalidad del amplio centro.

A pesar de que las ocho propuestas se han presentado de forma simultánea, cada artista y cada proyecto goza de un espacio diferenciado que permite generar discursos entre ellos pero ser comprendidos, a la vez, de forma individual. El resultado que hasta el 30 de agosto acoge Montehermoso ha sido un trabajo conjunto de los artistas con el centro, un trabajo que se ha alargado todo un año.

En el espacio de Aurélien Froment, «The Fourth Wall», por ejemplo, queda clara la relación con el centro. Surge de una visita previa del artista al lugar, en este caso, el depósito de aguas. De hecho, la obra cuestiona las condiciones de exhibición del arte. Se pregunta el sentido de esa pared convertida en telón de fondo. Convierte en figura lo que acostumbramos a ver como fondo. Para ello, un muro que ha desaparecido y muestra el almacén, una exposición que rescata el valor del fondo y un catálogo para el visitante.

La siguiente muestra tiene un punto de partida, en principio tan lejano, como es un campo de volcanes en Hawai. Irene Kopelman intenta recrear en Montehermoso aquel paisaje, el intento de «aprehender lo inaprensible», asegura, ese intento de los viajeros por traer lo que han descubierto en otras tierras. Ella lo consigue a través de cerámica o pinturas con microdetalles de las formaciones volcánicas.

Manipulación lingüística

Con la idea de explorar el «fuera de campo», Nathaniel Mellors presenta dos proyecciones con dos representaciones de un mismo guión: por un lado, una película rodada en un teatro vacío y, por el otro, una performance que recuerda a un ensayo. En «Giatbum», sigue la tradición del teatro del absurdo para, en este caso, explorar cómo los artistas están siendo manipulados por el lenguaje.

Pia Rönicke se adentra en las relaciones con el escritor creando proyectos cinematográficos que se centran en el intercambio y la narración de relatos. Para ello, ha creado una versión de cine del relato breve del autor kurdo Zeynel Abidin. Aunque la historia se cuenta desde la perspectiva del escritor, se muestra un encuentro en el narrador y un personaje del relato. En otro lado, muestra su relación con las cartas privadas de Rosa Luxemburgo a través de actividades performativas.

En el análisis sobre el lenguaje, Lisa Tan ha querido centrarse en las barreras lingüística -«Language Barrier»- entre personas de distintos idiomas. Tan lo ha trasladado a los lenguajes arquitectónicos y urbanísticos. Para ello, ha instalado dos piezas de vídeo que muestran la entrada, separadas por un cristal, de dos grandes edificios.

André Guedes traslada al visitante hasta «Airotiv» -para el que le interese ver que el lugar no es tan lejano, leer al revés-. La intención es mostrar que las antípodas no son tan lejanas, que están aquí mismo. La sala traslada hasta principio de los años 30 o hasta lugares lejanos para ver que tienen más elementos reconocibles de los que se pudiera esperar.

La creatividad política de los nuevos movimientos sociales es el tema de la serie de obras en soporte videográfico que Marcelo Expósito muestra en «Entre sueños». Hasta el momento, la serie cuenta con cuatro trabajos y los cuatro se pueden ver en Montehermoso. El más nuevo es «No reconciliados», que indaga en las maneras de arte y creatividad que tienen los movimiento por los derechos Humanos en la era posterior al genocidio vivido en Argentina durante la dictadura militar. El artista no plantea la representación como reflejo descriptivo sino como forma de contribuir a los «procesos de modelación política y subjetiva». El último trabajo de los artistas es el de Ion Arregi, que se adentra en el trasfondo de lo que se muestra, en la historia que lo respalda. Por eso, ha montado un estudio en el mismo depósito en el que deconstruye los elementos de su obra, que se adentra en el archivo de un fotógrafo valenciano.

Por último, está la exposición comisariada por Adnan Yildiz, «There is no audiencie» que, con once artistas, busca negar que el público sea espontáneo; al contrario, se producen diferentes tipos de público según unos intereses. Entre los once artistas de esta exposición y las otras ocho propuestas, el centro merece varias visitas detenidas entre hoy y el 30 de agosto.