Carlos GIL Crítico teatral

Arrancamos con una visita guiada a la exposición de Marcel-lí Antúnez, uno de los fundadores de La Fura dels Baus, y sus inventos a partir de la computación presentados a modo de recorrido por su biografía escénica. Dibujos, explicaciones de las motivaciones que le llevaron a esos puntos de experimentación. Una exposición interactiva que estará en el Kultur Leioa hasta el 28 de junio y que merece ser visitada desde la necesidad teatral como desde la inquietud por el uso de la informática en la creación.

Pikor Teatro estrenó “Ellas bailan solas”, un trabajo que crecerá cuando acomoden las energías, para que los logros se resalten y no queden ahogados en desmedidas escenas donde no se logra el momento adecuado de cortarla, pero que plantea las vicisitudes de dos ancianas con su silla de ruedas motorizada que deciden recordar su vida de cuidadoras y que ahora que necesitan cuidados deciden hacer todo aquello que desean sin importarles nada. Buen planteamiento, mucho texto, quizás excesivo, buena defensa de las dos actrices de sus papeles y a esperar un ajuste de tiempos y medidas.

Algo parecido le sucede a “El Buhonero” que presenta como estreno Musical Sport, en donde hay un texto estructurado, probablemente excesivamente narrado, muy cercano al cuento, una dirección y puesta en escena minuciosa, un actor que defiende su papel, pero que precisa de un mayor ajuste en las claves de comunicación, en el ritmo y en el discernimiento del tono para legar a un tipo de público más específico, aunque siempre es difícil cuando se mezclan los niños con los adultos. Conseguirá con las actuaciones estos objetivos coyunturales de crecimiento.

«Maletas de ida y vuelta»

Quizás el estreno más cuajado de los vistos sea el de los extremeños de Producciones Javier Leoni y su «Maletas de ida y vuelta» con dos partes diferenciadas pero muy bien empastadas estética y dramatúrgicamente, la primera un pasacalles con tambores, coreografías realmente espectaculares, zancudos, que ya deja una muestra de sus principios básicos y una segunda parte espléndida, teatralmente fecunda, frontal, con los músicos tocando más instrumentos pero basándose en la percusión y los actores y bailarines y acróbatas desplegando sus evoluciones, creando y deshaciendo situaciones colectivas, contando una historia de seres humanos que con sus maletas van y vienen, con evocaciones al exilio, a la emigración, a los difíciles retornos y que se apoyan en unos bellos textos de Mario Benedetti que contribuyen a dotar a la propuesta de mayor calidad. Un magnífico trabajo, incipiente que en cuanto tome todavía más cuajo, será excepcional, entre otras razones porque lo hacen una veintena de artistas totalmente afinados y entregados a la idea. En el campo más circense, un limpio y delicado trabajo de los australianos de Thiis Side Up, muy elaborado en su entramado y con tres grandes artistas que logran momentos estéticamente muy cuidados a base de ejercicios circenses de enorme dificultad. El Teatro Gestual, dos entrañables payasos que hablan con una trompetilla en la boca, dieron muestra de sus capacidades clownescas en «Fisura-dos», con gran participación del público. Esto no ha hecho nada más que empezar.