Y Mark Cavendish firmó el triplete. En una ciudad que ha seducido a los británicos desde que el turismo era un lujo exclusivo de las clases más pudientes, Manx Express realizó una exhibición, una más, para noquear a sus rivales y apuntarse un triunfo que podría ser el último de esta edición.

Florencia deja paso a los Apeninos, con dos etapas rompepiernas; y llegan después las jornadas decisivas del Giro del centenario. Los velocistas tienen por delante kilómetros y kilómetros de sufrimiento para, como máximo, aspirar a una o dos volattas más. Un plan que, por lo que se rumorea entre bambalinas, no acaba de seducir a Cavendish, quien hoy mismo podría dejar la prueba. Suficiente motivación para que sus rivales sí aprieten los dientes cuando las carreteras se empinen; incluso los puertos de Primera parecen un escollo menor comparados con el de Man, que sigue confirmándose como el mejor sprinter del mundo.

Sólo Alessandro Petacchi ha conseguido estar a su altura en este Giro, con dos triunfos -aunque un pinchazo dejó a Cavendish fuera de combate en Valdobbiadene- y algún larguerazo como el de ayer.

Larguerazo, por decir algo, porque la superioridad del de Columbia, que alcanza los once triunfos esta temporada, fue insultante. Arrancó, o más bien despegó, a 150 metros de la línea de meta y el resto de sprinters tuvo que contentarse con seguir su estela con la mirada.

Secundarios habituales

El resto de la película de los 176 kilómetros entre Lido di Camaiore y Florencia repartió su peso entre los secundarios habituales, los aventureros. En este caso, Leonardo Scarselli (ISD), Mikhail Ignatiev (Katyusha) y Björn Schröder (Milram), que se pegaron una buena galopada. Saltaron del pelotón en el kilómetro doce y el más resistente, Schröder, aguantó en cabeza hasta los últimos kilómetros, cuando la locomotora se mostraba ya intratable.

En realidad lo había hecho durante toda la jornada. Denis Menchov se tomó con la tranquilidad justa su primer día con la magglia rosa porque el ritmo -los corredores volaron a una media de 45,9- no estuvo como para permitirse despistes. El guión, de todos modos, se cumplió y los favoritos viajaron bien protegidos, pensando ya en las próximas jornadas, que se preven más complicadas, aunque todavía no decisivas. No se espera que lo sea, al menos, la 14ª, con 172 kilómetros entre Campi Bisenzio y Bolonia y un trazado rompepiernas con 4 puertos.