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Himalaya Cimas

Coleccionismo de ochomiles, unos acaban y otras en pleno final

Denis Urubko terminó el pasado día 11 el proyecto de los 14 ochomiles con una nueva apertura en la cara sureste del Cho Oyu. Una semana de actividad en la que participó el también kazajo Boris Dedeshko.

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Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Simon Anthamatten nos adelantaba la semana pasada que, en su opinión, hay dos tipos de alpinistas. Y nos decía que uno de los dos grupos, con muchos seguidores por cierto, se dedica al coleccionismo; sobre todo de ochomiles. Pues bien, al hilo de las últimas noticias que llegan desde el Himalaya, cogemos el testigo de esos alpinistas que, en su mayoría, va detrás del proyecto de los 14 ochomiles.

Ya han pasado 23 años desde que el gran Reinhold Messner se proclamara «vencedor» de ese reto. Ya han pasado 23 años, y todavía hay quienes siguen buscando ese «triunfo». Sobre el cómo de las ascensiones, pues qué más podemos añadir en estas líneas. Que la mercantilización del ochomilismo ha llevado en gran medida a corromper uno de los pilares más importantes en el que se basa el alpinismo.

A pesar de todo, cómo no, todavía existe un oasis en ese mundo demasiado propagandístico. Denis Urubko, por ejemplo, es una excepción. El alpinista kazajo terminó el pasado día 15 la lista de los 14. Pero ahí, sí, el cómo recobra sentido.

Le faltaba uno de los grandes, el Cho Oyu. Para «asegurar» cima, podía subir por la normal, pero este alpinista es de otra pasta, y escalaba el ochomil abriendo vía por su cara sureste. En una entrevista concedida a GARA hace unos meses, ya adelantaba en primicia que su intención era abrir en todos los ochomiles una vía (la ruta kazaja) en estilo alpino. En esta ocasión, el también kazajo Boris Dedeshko fue su compañero de cordada.

Era una línea que Urubko soñaba desde el 2001. Realizaron cuatro vivacs: a 6.000, 6.600, 7.100 y 7.600 metros. Ya al tercer día de ascensión, les pilló el mal tiempo, con muchas avalanchas y tormentas que a partir de los 7.600 metros duraron hasta 15 horas. El descenso también fue duro. Bajaron en 3 días por la misma ruta; dos jornadas sin nada que llevar al estómago. En total, 2.800 metros de vía para una semana de intensa actividad. Los kazajos han firmado la tercera línea de esa cara. La primera es de 1978, una escalada realizada sin autorización (en plan pirata) por los austriacos Furtner y Komlmöller. La segunda, un poco más a la izquierda, fue firmada en 1985 por los polacos Berbeka, Pawlikowski, Heinrich y Kukuczka. Un itinerario por su pilar sur que se convertía en la primera apertura invernal en un ochomil y la primera invernal al Cho Oyu.

De esta forma, Urubko ha cerrado una etapa de su carrera ochomilística junto a un compañero, Dedeshko, según él, una de las grandes figuras emergentes del alpinismo kazajo. Y la verdad sea dicha, Dedeshko ha mostrado su poderío. Y es que ha sido su primer ochomil, abriendo vía y en estilo alpino.

Con la cima del Cho Oyu, Urubko se convierte en el 15º alpinista en terminar el reto de los 14 ochomiles; todos ellos los ha escalado sin la utilización de oxígeno artificial y algunos abriendo nuevo itinerario.

Gran ochomilista

Comenzaba su andadura ochomilística en el 2000; eso sí, gracias a que conoció a Simone Moro quien le ha marcado y mucho en su carrera. En ese año firmaba el Everest, y al año siguiente tres: Lhotse, G1 y G2 (éste, en una escalada campo base-cima de 7 horas y media). En el 2002, caían el Kangchenjunga y el Shisha Pangma; además de un buen intento invernal al K2 (llegó a 7.750 m). Le siguieron en el 2003 el Nanga Parbat y el Broad Peak. Llega el Annapurna en el 2004, y al siguiente cae el Broad Peak con nueva ruta en la suroeste con Sergey Samoilov (nominados al Piolet d´Or). De nuevo con Samoilov, nueva ruta en la noreste del Manaslu en el 2006 (nueva nominación y ganan el Piolet d´Or de Asia). Dhaulagiri a toda velocidad y nueva ruta en la noroeste del K2 en el 2007. Un año más tarde, intento invernal al Makalu, que finalmente se convertía en realidad este pasado invierno junto a Moro. Y finalizaba este reto con el Cho Oyu. Un dato a tomar en cuenta es que en muchas de sus expediciones ha participado en rescates.

Cimas vascas

En esta última semana, GARA ha estado informando de las diversas cimas que han firmado los alpinistas vascos. Cómo no, el ochomil protagonista por excelencia ha sido el Kangchenjunga. Tres han sido los chicos que han conseguido cima: Asier Izagirre, Alberto Zerain y Juanito Oiarzabal. Y cada uno, con su propio mérito. Izagirre, porque no se despegó ningún momento (también los sherpas de altura) en la subida como en gran parte del descenso. Zerain (con 7 ochomiles), porque, como en el K2, ha demostrado un gran poderío en la última parte de ochomiles altos y exigentes. Y Oiarzabal, porque ni más ni menos cuenta con 23 ochomiles a sus espaldas; un auténtico superviviente de los gigantes del Himalaya y Karakorum.

Por último, no quisiéramos olvidarnos de Patxi Goñi y Koke Lasa, quienes se quedaron a tan sólo 136 metros de la cima del Kangchenjunga; un ascenso sin la ayuda de sherpas en altura. Alex Txikon, del grupo de Edurne Pasaban, también se daba media vuelta a esa altitud. El Kangchenjunga habló alto.

Kaltenbrunner y Pasaban, con 12; la coreana Oh Eun Sun asoma la cabeza

Como bien sabe el lector por el bombardeo de estos últimos días, las especialistas féminas de los ochomiles están apurando los últimos cartuchos. Ya son dos las que cuentan con 12: Gerlinde Kaltenbrunner y Edurne Pasaban. Dos amigas con dos estilos diferentes. La austriaca siempre escala en grupo pequeño, siempre junto a su compañero Ralf Dujmovits; que por cierto, también acaba de terminar el reto de los 14 con el Lhotse. Pasaban, por su parte, apuesta por grupo más grande. El hecho de que sea miembro del grupo de «Al Filo», le lleva a tener mucha más compañía que su compañera Kaltenbrunner. Eso sí, la tolosarra nunca ha negado la utilización de dicho estilo (sobre todo en los ochomiles más altos) y siempre ha reconocido cuáles son sus limitaciones; una actitud que, a diferencia de otros ochomilistas y alpinistas, dice mucho.

La austriaca se hacía con el Lhotse el pasado miércoles día 20; llegaba a cima junto a su compañero Dujmovits, David Götller e Hirotaka Takeuchi. A Kaltenbrunner le restan los dos más altos: el K2 y el Everest. Por lo menos, del Lhotse no ha salido desgastada y mal parada.

Al contrario de Pasaban, que, como bien sabe el lector, el Kangchenjunga, su 12º ochomil, le ha pasado una gran factura. Sobre su última escalada, en algunos círculos montañeros había cierto «morbo» sobre cómo iba a responder la tolosarra en este ochomil; más concretamente el día de cima. Y, como hace dos años en el K2, en el Kangchenjunga también el día de cima le resultó muy duro. Ha sido la primera mujer en embolsarse 12 ochomiles, y le quedan por delante el Shisha Pangma y el Annapurna. Algunos criticarán a la tolosarra por el estilo que utiliza en sus ascensiones, pero queda claro que no está vendiendo nada anormal y que sus escaladas hay que contextualizarlas en su medida.

Otra que se acercaba a los 12 ha sido Nives Meroi. Como Pasaban, el objetivo era el Kangchenjunga. La italiana también trabaja en grupos muy reducidos; al lado siempre tiene a su compañero Romano Benet. En su intento por el ochomil, la pareja se retiró de la montaña a 7.200 metros por problemas de Benet. Así que Meroi sigue con 11. Por cierto, ha salido enfurecida del Kangchenjunga: «La competitividad es palpable. Odio la competitividad, esa victoria por la cima. Es una gran mezquindad, y la montaña nos ha dicho que no ama la competición».

Y en medio del trío asoma Oh Eun Sun. La coreana quiere hacer los 14 en tiempo récord. Hasta ahora no conocíamos su trayectoria, pero, según ciertos medios, cuenta ya con 11. También los hay quienes ponen en duda algunos de ellos, como el Shisha Pangma del 2006. Se habla que ha hecho 7 en 24 meses, que el año pasado firmó 4 y que éste va a por otros 4. La cosa es que en este premonzón ha «escalado» el Makalu y el Kangchenjunga. Tanto el primero como el segundo se lo fijaron un numeroso equipo coreano, y la transición de uno a otro lo hizo en helicóptero. Además, utilizó oxígeno en el Kangchenjunga. Quiere acabar los 14 en el 2010. Si todo ello se confirma, todavía hay tiempo para la sorpresa.

A. A.

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