GARA > Idatzia > > Kirolak

Arkaitz García, un gimnasta del Arabatxo en busca de hacer fácil lo que en realidad no lo es

Desde la retirada del vizcaino Alex Barrenetxea ningún gimnasta vasco frecuentaba la competición internacional. Arkaitz García, un alavés de 23 años, podría ser su relevo. El gimnasta del Arabatxo ha acariciado esta primavera el podio en una prueba de la Copa del Mundo.

p038_f01_79660.jpg

Araba es el herrialde de Euskal Herria que ejerce de cantera por estos lares de la gimnasia en general, porque como mantiene Arkaitz García la mayoría de las capitales vascas, e incluso algunos pueblos, cuentan con clubes de rítmica pero de artística «sólo Gasteiz». De ahí procede precisamente Arkaitz García, el último gimnasta vasco dedicado a jornada completa a este deporte exigente que requiere condiciones excepcionales para sobrevivir a los aparatos. Hacía tiempo que ningún gimnasta de aquí daba que hablar por sus resultados. Desde la retirada del bilbaino Alex Barrenetxea -olímpico en Sydney'2000 y asiduo a Europeos y Mundiales, que tras abandonar las anillas decidió poner en práctica su otra faceta, la de licenciado en Dirección de Empresas- ningún vasco frecuentaba la competición internacional.

Arkaitz García lo consiguió esta primavera tras rozar el podio en la Copa del Mundo de Maribor (Eslovenia) por su ejercicio de paralelas. Allí se quedó a menos de tres décimas de colgarse la medalla de bronce. Ese sigue siendo el mejor resultado de este deportista de 23 años, que se inició a los 5 en las filas del Arabatxo donde se ha pasado casi toda su vida entrenado por Xabier Larrinde y que ya ha participado en un par de Europeos y en otras pruebas de la Copa del Mundo.

Instalado durante los últimos tres años en la residencia Joaquín Blume de Madrid, el centro al que da nombre el legendario gimnasta fallecido en un accidente de avión del que recientemente se han cumplido 50 años, aprovecha la efeméride: «Le he visto en algún vídeo y supongo que en aquella época sería un crack pero ahora han cambiado mucho las cosas», considera.

El que realmente impresiona al vasco es un campeón más reciente, Alexei Nemov. Un ruso genial, que cautivó al público por su elegancia y al medallero por su talento en los Juegos Olímpicos de Atlanta'96 y Sydney'2000 y se fue de vacío en Atenas'2004 para disgusto de la afición. Según Arkaitz «hacía una gimnasia muy bonita, parecía todo fácil. Eso es lo que gusta de este deporte hacer que parezca que no cuesta nada cuando en realidad cuesta bastante», resume.

A la hora de escoger su aparato predilecto responde sin titubeos: «Paralelas», esas barras situadas a 195 centímetros de altura, cada una de las cuales mide 150 cm de largo en las que se imponen el balanceo, el vuelo y las reglas. Unas paralelas que exigen «equilibrio y flexibilidad», dos condiciones imprescindibles con todo el trabajo del mundo.

Con 1,68 de altura y 64 kilos de peso reconoce también que el suyo es un mundo «de bajitos. Es mejor para evitar la descoordinación». Sujeto a la disciplina del equipo español, bajo la dirección de Benjamín Bango, ha aparcado por un año sus estudios de informática de grado medio y dedica sus días a entrenar, pasar por las manos del fisioterapeuta, alimentarse y descansar. «La gimnasia y las lesiones van de la mano, pero hay que intentar vivir con ellas», dice alguien que como la mayoría de sus homólogos ha sufrido, especialmente en la espalda, los rigores de la actividad.

Verificaciones

Becado en la Blume, en donde le subvencionan comida y cama, la ayuda extra que le aportaba la Federación Española de Gimnasia este año se ha cancelado por «el tema de la crisis». El objetivo de la temporada es el Campeonato del Mundo de Artística en Londres, un certamen ahora anual previsto para octubre en el que por primera vez se exigirá la nueva licencia de verificación, creada para controlar la identidad y la edad de los gimnastas, establecer su perfil médico y facilitar los análisis antidopaje.

Con esto, además, se pretende evitar polémicas como la de Beijing'2008 en la que algunas de las componentes del equipo anfitrión fueron acusadas de no tener 16 años, la edad mínima exigida para participar. Arkaitz se muestra favorable a la medida: «Lo veo bien. Hay que tener una edad mínima, como un peso mínimo para la rítmica. Tiene que haber alguna manera de controlar que no se explote a la gente». Y es que para el gasteiztarra la edad idónea para este deporte difícil y bello está «entre los 18 y los 27». Él se encuentra en la mitad.

Miren SÁENZ

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo