José Luis Herrero y Antton Azkargorta Profesores despedidos de la UPV
Luis Beroiz o el compromiso con la verdad
Amor, tenacidad, constancia, inteligencia, espíritu abierto, solidaridad, valor, pasión y motivación. Son cualidades que hay que desplegar cuando existe un compromiso decidido con la verdad. Compromiso que exige autonomía personal, superación de miedos, enfrentamiento a las dificultades y ruptura con todo aquello que entorpece ese compromiso. Luis Beroiz ha encarnado como muy pocos la trayectoria, a veces muy larga, recorrida por los militantes de la verdad. En su caso, la verdad de la detención arbitraria de su hijo y la verdad infame de la tortura, denunciada por él como pocas veces hemos visto en la dilatada historia de esta perversidad humana.
En el recuerdo nos quedarán sus impresionantes artículos en GARA, alegatos terribles y demoledores contra unas prácticas silenciadas y sus múltiples responsables, su libro póstumo sobre el tema y su implacable denuncia ante la opinión pública y las instituciones. También su trabajo diario de apoyo a los represaliados, su presencia en los numerosos juicios celebrados y su defensa constante de los derechos de nuestro pueblo. Quizá Luis haya sido, con su desprendido trabajo y coraje, una de las personas que más ha contribuido al cambio de política respecto al tema de la tortura por parte del Gobierno vasco. Estamos convencidos de que su intervención ha propiciado la ausencia de denuncias por malos tratos ocurrida en los últimos años. Práctica que por desgracia se ha quebrado recientemente. Pensamos que por su trayectoria admirable Luis Beroiz debe estar presente en la memoria colectiva de nuestro pueblo. Le estaremos eternamente agradecidos por su inmensa labor por contribuir de forma decisiva a la lucha por la erradicación de esa lacra.
Nos sentimos orgullosos de haber compartido con Luis Beroiz la amistad, experiencias y tertulias clarificadoras. Nunca olvidaremos su solidaridad con nuestra causa, el apoyo ofrecido y el trabajo y tiempo empleado en leer y comentar nuestro libro de la «Pancarta». Descansa en paz, pero no permitas desde el lugar en que te encuentres que descansen las conciencias en la permanente lucha por la justicia y la verdad de la cual nos has ofrecido un ejemplo inimitable.