Corea del Norte lanza otros dos misiles en respuesta a la ONU
Horas después de que el Consejo de Seguridad de la ONU condenara de forma unánime el ensayo nuclear subterráneo y pese a la amenaza de nuevas sanciones, Corea del Norte lanzó otros dos misiles de corto alcance. Advirtió que mientras persistan las presiones internacionales seguirá «defendiendo su seguridad» y sugirió la posibilidad de desvincularse de todas las negociaciones sobre desarme. Corea del Sur pidió «una respuesta como nunca se ha visto».
GARA |
Corea del Norte lanzó ayer dos nuevos misiles de corto alcance, haciendo caso omiso de la condena unánime del Consejo de Seguridad de la ONU, reunido de urgencia el lunes por la tarde, y de la amenaza de más sanciones. El lanzamiento se produjo cerca de la localidad costera de Hamhung, en el este del país.
La delegación norcoreana ante la Conferencia de Desarme, reunida en Ginebra, dejó claro que mientras prosigan las presiones internacionales, continuarán «defendiendo su seguridad». «Dado que el Consejo de Seguridad viola nuestro desarrollo soberano, cuestionando el lanzamiento de un satélite con fines pacíficos y adoptando sanciones contra la República Democrática Popular de Corea y su pueblo, no podemos hacer otra cosa más que adoptar medidas suplementarias de legítima defensa», subrayó el representante de Pyongyang. Tales medidas incluyen «llevar a cabo ensayos nucleares y tiros de misiles».
Apuntó también a la posibilidad de que el país se desvincule de todas las negociaciones sobre desarme y alertó del posible «efectivo negativo» de las declaraciones de Corea del Sur y Japón, que calificaron la prueba de «grave amenaza para la paz» y de «provocación inaceptable».
El diario del Partido de los Trabajadores norcoreano destacó que el Ejército y el pueblo «están en plena preparación para un combate contra cualquier intento estadounidense de un ataque preventivo».
Las condenas y reacciones en contra no acabaron en el Consejo de Seguridad. En su declaración final, el ASEM, que agrupa a la Unión Europea, a la Asociación de Naciones del Sureste Asiático y a otros seis países asiáticos (China, Corea del Sur, India, Japón, Pakistán y Mongolia), rechazó el ensayo nuclear por constituir «una violación clara de las resoluciones y decisiones del Consejo de Seguridad».
En el marco de esta cumbre, que reunió en Hanoi a una treintena de ministros de Exteriores, el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, consideró que el ensayo generará una respuesta «como nunca se ha visto».
Como primer paso, Corea del Sur anunció, tras muchos meses de dudas, su participación plena en la Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación de armas de destrucción masiva, una campaña liderada por Estados Unidos para interceptar a barcos sospechosos de llevar armamento de este tipo. «Nuestra adhesión al PSI es una obligación natural, que ayudará a controlar el desarrollo de material peligroso por parte de Corea del Norte», resaltó el titular de Exteriores, Yu Myung-hwan.
Previamente, Corea del Norte había advertido que la incorporación surcoreana equivaldría a «una declaración de guerra», por lo que hasta ahora Seúl había dilatado esta cuestión.
Los analistas seguían especulando sobre los motivos que se esconden detrás del ensayo nuclear y el lanzamiento de misiles. Para Peter Beck, experto en Corea del Norte de la Universidad American de Washington, Kim Jong-il «quiere impresionar a los cuadros y a la élite norcoreana y así convencerles de que su familia debe conservar las riendas del país». «Su estrategia pasa por consolidar el apoyo a su régimen en las esferas de poder y en la población», insistió.
En opinión de otros, Pyongyang sólo aceptará volver a la mesa de negociaciones si se le reconoce como potencia nuclear, condición que Washington, Seúl y Tokyo han rechazado.
«La única manera para que reconsidere la posibilidad de un diálogo es si hay un cambio de actitud en EEUU», destacó un diario publicado en Tokyo.
Rusia no adoptará sanciones unilaterales contra Corea del Norte. Sin embargo, consideró que «la reacción debe ser bastante seria porque lo que está en juego es el prestigio del Consejo de Seguridad».
El Gobierno chino, principal aliado de Pyongyang, afirmó no tener influencia sobre otros países en sus relaciones diplomáticas. «Esa palabra no creo que exista en la diplomacia china», dijo el portavoz de la cancillería, Ma Zhaoxu.
El segundo ensayo nuclear de Corea del Norte ha puesto de manifiesto la urgente necesidad de reactivar el proyecto de desarme nuclear mundial para evitar una proliferación de armas de este tipo, un objetivo que a ojos de los analistas parece poco probable a corto plazo.
«Representa, sin duda, un desafío para EEUU, pero también una bofetada para China, aunque de momento no supone una amenaza militar inmediata», declaró el experto nuclear francés Georges Le Guelte. Consideró «sumamente necesario hacer algo para evitar el hundimiento del Tratado de No Proliferación Nuclear», que será revisado en la conferencia que se celebrará en la primavera de 2010 en Nueva York.
La actitud de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que oficialmente tienen la bomba atómica, será decisiva para el futuro de este tratado, que no ha logrado un desarme completo y verificable. Por el contrario, las potencias nucleares, reconocidas o no, modernizan permanentemente sus arsenales. Más de cinco países tienen la bomba atómica y otros tantos -Japón, Brasil, Irán, Países Bajos y Sudáfrica- poseen capacidad para enriquecer uranio.
