«La literatura es como la cocaína y la música, como la heroína: la primera, aguza el espíritu; la segunda, te convierte en un estúpido», suelta con cara de pillo Iggy Pop, la leyenda norteamericana del rock que acaba de editar un álbum melancólico inspirado en la novela de Miguel Houellebecq «La posibilidad de una isla» («La possibilité d'une île»). «La literatura es muy importante para mí. El libro de Houellebecq ilustra cosas que yo mismo tenía en mente respecto al sexo, a la muerte y al género opuesto», continúa el cantante, quien, a sus 62 años, se mantiene de lo más activo. En el poeta, novelista y ensayista francés Michel Houllebecq («Las partículas elementales» y «Plataforma») encuentra que, «ya en sus primeras obras, tenía ecos de Burroughs, Kerouac o Ginsberg». Iggy Pop forma parte, por tanto, de los incondicionales de este controvertido autor, denostado por sus contrarios como misógino y racista, y adorado por otros. Cada nuevo libro suyo copa los suplementos literarios, se vende por millones y se traduce a numerosas lenguas.

El nuevo disco de Iggy Pop, toda una curiosidad en su carrera, lleva un título francés, «Préliminaires» y, por ello, ha elegido presentarlo en la capital francesa. «Toda la intriga de la novela es un preliminar a la muerte -explica Iggy Pop-. Entonces, a mi edad, cada acción es un preliminar a la muerte: besar o no, trabajar o distraerse, correr detrás de la pasta o la libertad... Hagamos lo que hagamos, el reloj sigue corriendo. Este es un tema muy importante en la literatura francesa; por ejemplo, en el existencialismo», añade.

Siempre simpático, con su cuerpo nudoso por los años de brega, mechas largas y rubias, y una mirada azul que destaca sobre su piel bronceada por el sol de Florida, donde vive, inicialmente «La Iguana», como se le apoda, pensaba escribir sólo un puñado de canciones para un documental que recogía el rodaje, por Houellebecq, de la película basada en su novela. El proyecto luego se amplió debido a la admiración del estadounidense hacia el escritor, que agita clonación y sectas en una visión desencantada de la condición humana. «Me reconocí en esta historia de crisis de los cincuenta sobre un fondo de ciencia ficción -sonríe-. Y había paralelos con mi vida: ¡Yo también tuve perros, novias, pasé una temporada en la costa española, y Miami, donde vivo, acoge encuentros de Raëliens!» (secta en la que el libro se inspira).

En consecuencia, este singular álbum está inmerso en la misma melancolía descarnada que rezuman las novelas de Houellebecq. «Cuando leí el libro, en su traducción inglesa, estaba en Cabourg. Era verano, pero hacía frío y experimentaba el mismo género de sentimientos», recuerda Iggy Pop. «En el momento de escribir la música, me acordé de estas impresiones y de mis escenas favoritas. Después, Houellebecq me dijo que sus emociones eran muy fuertes en la canción `Spanish Coast' y que le gustaba especialmente `A Machine For Loving', donde pongo música a sus palabras», continúa el rockero, precursor del punk en los años 60/70 con su grupo The Stooges, cuyo guitarrista, Ron Asheton, murió en enero pasado.

Más allá de la influencia de Houellebecq, «Préliminaires» es un disco francófono. Se abre y se cierra sobre una recuperación en francés de «Feuilles mortes» (Hojas secas) y está ilustrado por la dibujante franco-iraní Marjane Satrapi, autora de la galardonada «Persépolis». Iggy Pop puso voz en inglés a uno de los personajes de la versión animada que Satrapi realizó para la pantalla grande. En julio, volverá a colaborar con ella en otro proyecto cinematográfico.

Indebidamente descrito como jazzístico antes de su salida, «Préliminaires» bebe, de hecho, de varios estilos: jazz, pero también rock, pop y blues. «La Iguana», que dará un concierto en directo en la emisora Francia Inter hoy a partir de las 21.00, canta con una curiosa voz de crooner: «Tenía muchas ganas de cantar bien, con melancolía y cinismo en la voz para caldear el ambiente».