«Llevamos ocho años esperando que se acabe esta pesadilla»
Unai Romano
Imputado en el sumario 15/02
Hace ocho años, tras pasar por las manos de la Guardia Civil, su rostro desfigurado se convirtió en imagen viva de la tortura. Hoy se sentará en el banquillo de los acusados del tribunal especial junto a otros once alaveses para hacer frente a un juicio, que como denuncia el gasteiztarra, se sustenta en declaraciones policiales, y en el que podrían ser condenados a seis años de cárcel.
Oihana LLORENTE |
Hoy arranca en la Audiencia Nacional española el juicio contra doce alaveses. El proceso está marcado por las brutales denuncias de torturas que presentaron los acusados y que fueron archivadas por todas las instancias españolas. Antes de acudir a la vista, Unai Romano habló con GARA sobre el juicio, sus esperanzas y las sensaciones.
Después de ocho años desde que se iniciara el operativo, ¿qué expectativas tiene del juicio que arrancará hoy?
Expectativas pocas. Lo que sí esperamos es que se demuestre que ha sido un sumario sustentado en la tortura. Ésa es la esperanza que tenemos.
Algunos imputados esperan incluso que nos pidan perdón. Yo me imagino que perdón no nos van a pedir, porque el Estado español no admite la tortura, pero, por lo menos, queremos que este juicio sirva para demostrar que el sumario está basado en la tortura y que en el Estado español se sigue torturando. Y eso no sólo lo decimos nosotros, lo dice Amnistía Internacional, lo dice el Relator de la ONU...
Concretamente, el ex relator contra la Tortura de la ONU Theo Van Boven ha hablado al respecto. ¿Qué les parece su intervención?
Nos parece muy bien que insista en el deber de investigar todas las denuncias de tortura y que diga que no se tendrían que tener en cuenta las declaraciones realizada bajo tortura. Nos parece correcto. Pero, desgraciadamente, y aunque me duela mucho decirlo, creo que estas declaraciones no tendrán ningún tipo de repercusión. Aunque aquí en Euskal Herria los medios se han hecho eco de estas declaraciones, me imagino que a nivel estatal habrán sido silenciadas, como todo lo relacionado con la tortura.
Theo Van Boven ha recordado la invalidez de las pruebas forzadas bajo tortura. Algo, en lo que a su juicio, se basa el sumario.
Nuestro juicio está casi totalmente basado en declaraciones policiales realizadas bajo tortura. Todo son carambolas de declaraciones autoinculpatorias. Esto no es nada nuevo. Sería un juicio como otros tantos si no contásemos con imágenes como la mía o la de Juan Carlos Subijana. Por ello, creemos que es un juicio bastante significativo.
¿Cómo han vivido los imputados todos estos años?
Ha sido una mezcla de diferentes sensaciones. Primero, después de tantos años estamos cansados y hartos. Ha sido muy duro para todos, ya han pasado 8 años y esta es la cuarta vez que nos llaman a juicio; esperamos, de verdad, que esta sea la buena. En general, existe una sensación de impotencia y hartazgo por parte de los imputados y familiares. Nos incomunicaron, nos torturaron y después de ocho años nos van a juzgar... El cansancio de todo el proceso se nota.
Además, esta situación te limita a todos los niveles. A nivel familiar, de amigos, personal y a nivel laboral también. Aunque intentes hacer planes de futuro, siempre acabas pensando en cuándo será el juicio. Durante ocho años hemos tenido que ir a firmar al juzgado semanalmente; para salir de vacaciones debíamos pedir permiso. Ha sido una constante, siempre esperando a ver cuándo termina esta pesadilla.
Después de que hoy declaren los imputados, mañana llegará el turno de los agentes de la Guardia Civil. ¿Cómo creen que van a sobrellevar escuchar el testimonio de aquellos que os mantuvieron incomunicados?
Me imagino que será uno de los momentos más duros del juicio. La Guardia Civil aparecerá totalmente tranquila, hasta chula, y dirán que el trato fue totalmente correcto, y que las declaraciones policiales se dieron sin presión. Además, será posible que algunos de nosotros reconozcamos por la voz a algún guardia civil; por la imagen no, porque nos mantuvieron con los ojos tapados, con capuchas y con antifaces, pero, por la voz.... Ahí habrá que aguantar y supongo que será el momento más duro del juicio.
¿Cómo se sentía cada vez que archivaban su denuncia de torturas?
Sientes una impotencia tremenda. Te vas dando cuenta de que no se admite nunca que se tortura. De lo contrario, se les caería su castillo de la democracia española, se caería la eficacia policial, se les caería todo.
Tras agotar todas las vías posibles en el Estado español, ha interpuesto la denuncia de tortura en Estrasburgo, ¿qué espera?
Tardara unos cuantos años, pero de cara a Estrasburgo sí que tengo esperanza. Está claro que en el Estado español no se admite que se tortura, pero yo tengo todas las esperanzas puestas en Europa y allí vamos. Hay pruebas, hay informes médicos, hay una base sólida... Será difícil pero ilusión sí que tengo.
Hace ocho años, tras pasar por las manos de la Guardia Civil, su rostro desfigurado se convirtió en imagen viva de la tortura. Hoy se sentará en el banquillo de los acusados del tribunal especial junto a otros once alaveses para hacer frente a un juicio, que como denuncia el gasteiztarra, se sustenta en declaraciones policiales, y en el que podrían ser condenados a seis años de cárcel.