El obispo dimisionario de Bilbo Luis María Larrea falleció ayer a los 91 años tras una larga enfermedad. El prelado -que estuvo al frente del Obispado vizcaino entre 1979 y 1995- fue el antecesor de Ricardo Blázquez y sucesor del carismático Antonio Añoveros, siendo uno de sus logros el fortalecimiento de la colaboración entre las otras diócesis de Hego Euskal Herria.

Larrea, natural de Ugao, estuvo antes en León. A partir de entonces, con la colaboración del prelado auxiliar Juan María Uriarte, puso en marcha los cimientos de la actual diócesis, en la que los laicos adquirieron mayor importancia en la organización. Entre 1984 y 1987 promovió la Asamblea Diocesana, en la que participaron 20.000 personas de todo Bizkaia. De ahí nació el Consejo Pastoral Diocesano (1988), el Servicio de Pastoral Penitenciaria (1989) y el innovador Proyecto Hombre (1983) o el Secretariado Diocesano de Pastoral Obrera (1990). Y se elaboraron periódicamente pastorales comunes con los obispos de Donostia, Gasteiz e Iruñea.