Lander Fernández anima a plantar cara a nuevos casos de acoso policial
El ex preso político Lander Fernández animó a los ciudadanos vascos que sufren algún tipo de acoso policial a denunciarlo públicamente. «Hay que hacerles frente. No es fácil, pero se puede hacer», dijo este bilbaino ayer después de relatar el secuestro y posterior agresión que padeció el 19 y 27 de mayo a cargo de varios individuos que se identificaron como agentes de la Ertzaintza, tras negarse a colaborar con ellos.
Agustín GOIKOETXEA |
El ex preso político, que compareció junto a otros vecinos de Bilbo que han padecido otros episodios de acoso policial en las últimas semanas, relató el secuestro y agresión que ha sufrido en los últimos días. Lo sitú como colofón a un seguimiento «asfixiante» por parte de individuos que se identificaron como miembros de la Ertzaintza.
Nervioso por lo padecido, aunque muy sereno ante los medios de comunicación, Fernández explicó que el pasado 19 de mayo, sobre las 11.30, salía del Instituto de Elorrieta, en el barrio de San Inazio. Entonces fue abordado por una persona que, cogiéndole del brazo, le dijo: «Lander, ven con nosotros». En ese instante, otro individuo lo asió del otro brazo y lo metieron en un coche, conducido por una tercera persona. Para entonces, al santutxuarra ya le habían dicho que eran policías autonómicos.
Tras un trayecto de cinco minutos, el turismo se paró en un descampado apartado, cerca de la carretera que va de Lutxana-Erandio a Asua. Allí, según comentó, le dijeron que un juez tenía pruebas para encarcelarle diez años y le ofrecieron colaborar con ellos para evitarlo.
«Esto ha cambiado mucho, ya no es como antes, ahora está Ares», le comentaron para obligarle a seguir sus órdenes, entre otras amenazas. Fernández, atemorizado, les respondió que debía retornar al instituto a las 12.10 para efectuar un examen, a lo que accedieron, no sin antes citarle para las 15.00, a la salida. Tras la prueba, salió del centro en compañía de otros alumnos. Sus acosadores no estaban.
A la jornada siguiente, sobre las 12.45, cuando abandonaba el instituto, se encontró con dos de las personas del día anterior, cruzadas de brazos, junto a una cafetería próxima, observándole sin decir nada. El ex preso, intranquilo, optó por retornar a su domicilio acompañado de compañeros de clase.
La situación se volvió a reproducir el 22 de mayo, cuando detectó la presencia de «personas extrañas» que seguían sus pasos. Por precaución, continuó acudiendo a clase bajo la protección de allegados.
El miércoles pasado, 27 de mayo, acudió en el coche de un amigo al centro donde estudia en San Inazio y retornó con éste a su domicilio en Santutxu. En la calle Juan Viar, a escasos 30 metros de su vivienda, fue abordado por los tres individuos que le habían secuestrado días atrás, que iban acompañados por una cuarta persona.
Después de amenazarle, como hicieron el día en que fue llevado a un paraje escondido en Asua, los supuestos ertzainas le empujaron, cayendo al suelo. Entre gritos y amenazas, añadió Fernández ante los periodistas, le indicaron que estaba detenido. Viendo que la agresión no cesaba, el ex preso comenzó a gritar y trató de zafarse de ellos. La respuesta fue introducirle un pañuelo de papel en la boca para hacerle callar.
Varios testigos
Lander Fernández rememoró, como ya hizo el mismo miércoles al presentar una denuncia en el Juzgado de Guardia de Bilbo, que hubo muchos testigos de la agresión. Se trata de trabajadores, personas que estaban en los establecimientos de la zona y aquellos que llevaban a sus hijos a un colegio próximo, al ser la hora de entrada.
La víctima resaltó que al tratar de intermediar los agresores mostraron en sus manos «una especie de placa», aseguraron que eran policías y conminaron a los testigos a olvidarse de lo visto. Después, se fueron.
Fernández acudió a un centro sanitario, donde un médico detectó lesiones en el codo derecho, en la espinilla de la pierna derecha y una marca debajo del ojo derecho, producidas al ser tirado al suelo violentamente.
Tras oír el testimonio de Lander Fernández y constatar la existencia de otros hechos similares, desde el movimiento pro-amnistía de Bilbo se manifestó que «estamos ante un nuevo capítulo de la estrategia de guerra dirigida por Rubalcaba», que asociaron a prácticas propias de las dictaduras.
«El acoso policial y las amenazas para colaborar con la Policía se producen como parte de una estrategia represiva, donde las detenciones, la tortura, las ilegalizaciones o la violencia policial son el pan de cada día», declaró Roberto Noval. «Con total impunidad están poniendo patas arriba las bases de la democracia. El Gobierno español -añadió- está aplicando la ley del `todo vale' para borrar a un sector de esta sociedad. Para acallar a los que no pensamos como ellos y ellas, no dudan en actuar al margen de su propia ley».
En este mismo contexto, situó la desaparición de Jon Anza y el secuestro anterior de otro refugiado político vasco, Juan Mari Mujika. «Un ex preso político vasco ha sido secuestrado y le han ofrecido colaborar con las FSE y, desde el momento en que estos casos se dan de forma regular, nos tenemos que preguntar quién ordena a los policías actuar de este modo. ¿Es esto también una patraña? No son patrañas -subrayó Noval-, estamos sin duda ante la guerra sucia del siglo XXI».
Desde el movimiento pro-amnistía de la capital vizcaina, tras insistir en la gravedad de los hechos denunciados ayer, anunciaron que no van a permitir que «frente a las libertades democráticas, impongan el acoso ideológico, la tortura y la guerra sucia».
Junto al ex preso político vasco Lander Fernández comparecieron otros bilbainos que han padecido también acoso policial en las últimas semanas; se trata de Ana López y Luise Fernández.