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Mirene Arana | Bilbo

Respuesta a Víctor Moreno por su artículo

Dejé de leer hace tiempo sus contundentes juicios, por su estilo altanero, machacón y vejatorio. Ni su pretensión de resultar gracioso le salva, porque lejos de utilizar una fina ironía con vocabulario correcto, emplea expresiones y valoraciones desafortunadas. En su escrito del día 15 de mayo en este periódico, usted descalifica de un plumazo a varias generaciones de mi familia: «Sabino Arana era un jesuitón de mucho cuidado, lo mismo que algunos de sus más ilustres descendientes». Naturalmente, me siento aludida, pero por ello no le habría dedicado ni una letra. No obstante, sí me siento en la obligación de reivindicar a las personas de mi familia que trataron de que nuestro país no perdiera su identidad.

Santi Brouard decía que lo importante de un político es que esté capacitado y sea honrado, independientemente del partido al que pertenezca. Mis antepasados fueron así: dedicaron sus vidas y perdieron todos sus bienes por su compromiso con nuestro pueblo.

Bien distinto sería hoy el panorama si los actuales políticos fueran como ellos, en lugar de dedicarse a amasar fortunas, meterse en obras faraónicas innecesarias y perjudiciales que están cambiando el color verde de esta tierra por el gris del cemento. Está claro que su dios es el dinero que manejan a espaldas del pueblo, sin compasión alguna hacia los ciudadanos que malviven en número cada vez mayor.

Con el paso de los años son notorios los cambios habidos en la sociedad, también en el ámbito religioso, en conceptos y en prácticas, pero usted parece obviar este detalle importante, hace una valoración descontextualizada que, por lo visto, le da derecho a insultar a quien vivió en otra época la religiosidad de una manera determinada, sin dejar de ser respetable, siendo esto lo más determinante.

Pienso que si el señor Moreno está al corriente de que Dolores Ibarruri fue cofrade del Sagrado Corazón, le puede entrar la tentación de escribir otro artículo insultante sin valorar los méritos de esta reconocida luchadora. Si practicáramos más el respeto entre todos, viviríamos mejor.

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