Los archivos estrenan casa
Sancho el Sabio, abierto al mundo desde su nueva casa en Betoņo
El más importante centro de documentación sobre la cultura vasca, la Fundación Sancho el Sabio, está desde ayer dentro de una urna de cristal. La nueva sede de la institución se inauguró dando paso a una nueva etapa en la que la apertura al gran público es el gran objetivo. Los fondos bibliográficos y documentales vascos son ahora aún más accesibles en un edificio ideado para sacar todo el potencial de los más de 7.ooo metros de archivos de la fundación.
Itziar AMESTOY | GASTEIZ
Al iniciar una investigación en la que sea necesaria la consulta de algún fondo bibliográfico o documental de la cultura vasca, la primera parada resulta obligada: la Fundación Sancho el Sabio. Pero el interesado no debe confundirse. Si acude al Palacio Elvira Zulueta, en La Senda de Gasteiz, lo encontrará vacío. Todos sus fondos están disponibles desde ayer en Betoño, en la moderna sede de la fundación. No es tan sólo un cambio de domicilio. Tal y como explica la directora técnica de Sancho el Sabio, Carmen Gómez, este centro marca una nueva etapa en el recorrido de la fundación.
La nueva sede de la fundación, dependiente de la Obra Social de la Caja Vital, se enmarca dentro de un proyecto que pretende convertir un terreno en Betoño, a las afueras de Gasteiz, en una isla cultural. En ese espacio se ubicaba antiguamente un convento de las Carmelitas. Por un lado, el edificio de Sancho el Sabio se ha construido sobre el lugar en el que las religiosas tenían el cementerio. Frente a él, el antiguo convento se convertirá en la sede del centro cultural Krea. El traslado de centro de expresión contemporánea estaba claro, mientras que Sancho el Sabio se unió posteriormente. El hecho es que el Palacio Zulueta que habitaba antes pertenecía al Ayuntamiento de Gasteiz. Éste, en manos de Alfonso Alonso, decidió que quería recuperarlo, en un principio para el proyecto de Palacio de la Música que diseñó Juan Navarro Baldeweg y que acabó fracasando.
El inconveniente se convirtió en oportunidad y hizo crecer al proyecto con el traslado, ya que se pretende establecer un diálogo entre centros tan opuestos como es la documentación y la creación. La labor arquitectónica les ha correspondido a Roberto Ercilla y Miguel Ángel Campo. En el caso del edificio que se inauguró ayer, tomaron como punto de partida un pequeño claustro neogótico. Sobre él se ha levantado una urna diáfana, que rodea el antiguo edificio. Esta estructura permite llenar de luz todo el centro de la fundación, incluso el sótano ya que se introduce más allá del nivel del suelo. Los responsables del centro hacen una doble lectura. «Durante el día, el edificio acristalado se refleja en el paisaje, insinuando levemente la presencia de otro cuerpo en su interior; por la noche, y gracias a la iluminación artificial, el protagonista pasa a ser el antiguo edificio claramente manifiesto dentro de la urna de cristal».
Dentro del edificio
El acceso principal se hace a través del antiguo claustro, convertido ahora en un gran vestíbulo y una zona expositiva. Será además donde el público podrá pedir información, donde se lleven a cabo las reuniones y donde se sitúan los despachos. Bien resguardada, bajo tierra, hay otra planta. La mitad de este espacio está reservada para la joya de la fundación, a los documentos que dan sentido al edificio. Pero además, en esta planta subterránea está la zona de consulta y trabajo, reprografía, restauración, digitalización; es decir, todas herramientas necesarias para que los investigadores saquen provecho al material.
Se trata de un edificio pensado y diseñado para acoger la fundación, hecho que deriva en un diseño práctico. Este beneficio es el que resalta la directora Carmen Gómez. «Zulueta era un encanto, pero no se hizo para la fundación, con lo que internamente tenía inconvenientes. Había muchos pisos, tenías que andar subiendo y bajando». Ahora, todo gira alrededor de una planta, con lo que, tanto los que trabajan en la fundación como quienes acuden a consultar, salen beneficiados. Además, la capacidad de los depósitos se ha duplicado llegando a poder albergar los 7.000 metros de archivo de la fundación.
Nueva fase
El significado del traslado supera a un cambio de ubicación, ya que es el inicio de una nueva etapa. Aprovechando el potencial de las nuevas instalaciones, se han planteado abrirse a la sociedad. Manteniendo su espíritu «investigador y de recopilación de fondos documentales vascos», reforzaran la parte de actividades orientadas a un público más amplio. Como primera iniciativa, a partir de junio han organizado visitas guiadas.
Otra de las vías que se le abre a la fundación es la futura relación con Krea, que se prevé abrir a mediados de 2010. La idea de crear una isla cultural en las afueras de la ciudad con intención de rehabilitar la zona tiene, según Carmen Gómez, referentes en otras ciudades europeas. «¿Qué mejor para rehabilitar una zona que un proyecto cultural?», lanza. Son dos centros completamente opuestos, uno destinado a la creación cultural y otro a la documentación. «Somos la investigación y la creación, dos polos opuesto que, por esa misma razón se atraen». Esperan, al menos, que de la relación de ambos nazcan nuevas ideas y proyectos.
Mudanza complicada
A nadie se le escapa que trasladar siete kilómetros de archivos no es una tarea fácil. Tal y como explica su directora, todo el proceso estaba muy organizado desde hace un año. Además, los archivos han sido bien recibidos en almacenes con un tratamiento especial de climatización y ventilación de altas prestaciones. 50% de humedad y entre 18 y 20 grados es cómo estarán, incluso hay un espacio con microclima especial para materiales ópticos y fotográficos.
La mudanza ha concluido «sin incidentes». Se nota la experiencia de los tres traslados que ha realizado desde que se creara en 1964. «Cada cambio ha abierto nuevas posibilidades dentro de la fundación». Nació para recopilar, ordenar, conservar y difundir documentación referida a la cultura vasca contemplando el ámbito de Euskal Herria, hecho muy relevante en pleno franquismo. En 1991, se trasladó a aquel edificio con encanto que es el Palacio Zulueta, ubicado en la senda y comenzó la digitalización de sus fondos. Ahora se moderniza y se abre al mundo. Gómez resalta el potencial de la nueva sede y, respecto a la «querencia especial» que tenían a Zulueta, reconoce que la añoranza será menor porque se han mudado a un edificio «completamente diferente, que es muy moderno, pero también acogedor». Si alguien lo quiere comprobar, Sancho el Sabio le espera en Betoño con las puertas más abiertas que nunca.
La directora del centro subraya el beneficio de contar con un edificio diseñado para acoger la fundación. Todo gira en torno a una misma planta, facilitando la labor de trabajadores e investigadores. La capacidad, además, se ha visto duplicada.
El edificio, que se ha construido sobre el antiguo camposanto de las Carmelitas, tendrá enfrente el convento al que el centro cultural Krea se mudará a mediados de 2010. Juntos crearán una isla cultural para rehabilitar la zona de Betoño.
Coincidiendo con la inauguración de ayer, la Fundación Sancho el Sabio presentó la gramática vasca más antigua conocida de momento. Fue subastada recientemente en Sotheby's y por un «golpe de suerte», según describe la directora de la Fundación, Carmen Gómez, está ahora en el moderno edificio de Betoño. Consta de seis tomos que constituyen un «unicum bibliográfico» escrito por el religioso labortano Pierre d'Urte en 1715. Hasta ahora había estado oculta en la biblioteca de Shirburn Castle, pero ahora se puede consultar.
El edificio también acoge numerosos fondos bibliográficos conseguidos gracias a adquisiciones y donaciones creando uno de los conjuntos documentales vascos más ricos y completos, con decenas de miles de manuscritos que van desde el siglo XV hasta las novedades editoriales actuales. También cuenta con una hemeroteca con revistas emblemáticas de la cultura vasca. Por otro lado, tienen una sección con siete archivos privados creada para conservar y mostrar archivos histórico-familiares de difícil acceso. Sancho el Sabio de completa con valiosos mapas, carteles, octavillas, calendarios, programas políticos y dossieres con un gran interés para los investigadores.