La Operación Puerto acabó con la carrera profesional de varios ciclistas, tales como Jan Ulrich, Joseba Beloki o los hermanos Osa. Ciclistas como Ivan Basso o Michelle Scarponi, por su parte, han logrado volver al profesionalismo tras dos años de castigo. Este último, además, le ha sabido sacar mayor partido que nadie a su segunda oportunidad en el pelotón. Se llevó la Tirreno-Adriático y, con el triunfo de ayer, ya lleva dos victorias parciales en este centenario del Giro. Por todo lo alto.

Scarponi, que dio a su conjunto -el Serramenti Diquigiovanni- su tercera victoria en esta edición de la corsa rosa, mostró que, además de un fino escalador, es también un hombre que sabe moverse en fugas numerosas. La etapa de ayer, previa a la decisiva subida al Vesubio de hoy, fue una jornada que los «cazadores de etapas» no dejaron escapar.

Una fuga de 25 corredores, entre los que, además de Scarponi, se encontraba gente experta y del nivel de, entre otros, el vizcaino de Caisse d'Epargne David López, Yaroslav Popovych, Thomas Voeckler, Thomas Lövkvist, Félix Cárdenas, Gabriele Bosisio, Giovanni Visconti o Alessandro Bertolini tuvo el beneplácito del gran grupo, -aunque nadie suponía un peligro para la clasificación general, el pelotón se procuró de que la ventaja no fuera escandalosa- y pronto se vio que se iban a disputar la victoria. Después de cierta concordia en la mayor parte de la jornada, los sucesivos ataques que dieron lugar redujeron el grupo de 25 a sólo seis, entre los que estaba el ex corredor de Liberty.

La llegada a Benevento era preciosa y dura a la vez, de modo que había que medir bien los esfuerzos. Primero atacó Devenyns, de Quick Step, pero se asfixió antes de tiempo; Danny Pate, del Garmin, fue el siguiente aventurero que se quedó en el camino. Otro más experto como Félix Cárdenas a punto estuvo de atinar con el ataque, pero su único mérito fue lanzar a un Michele Scarponi que apuró el rebufo del colombiano lo suficiente como para saltar como una liebre en pos de un triunfo que, por segunda vez en esta grande del calendario, lo iba a congraciar consigo mismo.

Mientras, en el pelotón, Menchov y Di Luca se vigilaron para evitar diferencias, de modo que todo quedará para el ascenso del Vesubio, en un terreno tortuoso que terminará en una exigente subida final.