Análisis tras el descenso a Segunda B
Una regeneración completa, o casi, para una nueva etapa
El cambio afectará sobre todo a la plantilla, de la que apenas la mitad seguirá defendiendo la camiseta azulgrana la próxima campaña.
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
Tres años después, el Eibar volverá al infierno. Y como sucedió entonces, los cambios serán notables. En lo económico -el presupuesto se reducirá aproximadamente en un 45%- y en lo deportivo. «Cuando se pierde la categoría, tiene que haber una regeneración», explicaba ayer el secretario técnico Jesús Merino.
Como en 2006 -entonces apenas media docena de jugadores permaneció en el equipo-, esa regeneración se dejará notar de forma casi exclusiva en la plantilla, de la que más de la mitad hará las maletas el próximo 30 de junio.
De los 26 integrantes del equipo, sólo once tienen contrato en vigor (Pampin, Zigor, Añibarro, Iván Romero, Lombraña, Larrazabal, Cases, Codina, Carlos Rubén, Sutil y Germán Beltrán), a los que se suman Xabi Iruretagoiena, que debutaba con el primer equipo el pasado sábado, y los cuatro jugadores cedidos (Manu García, Eztieder Jakoisti, Asís Peña y Josu Etxaniz). Es probable, sin embargo, que algunos de ellos se desvinculen del Eibar, tal y como reconocía ayer Jesús Merino. Bien porque el propio club está interesado en buscarles una salida, visto su rendimiento; bien porque el propio jugador busque nuevos horizontes.
En este sentido, y aunque nadie se pronuncia de manera oficial, Paco Sutil parece el hombre destinado a animar las arcas azulgranas de cara a una temporada en la que los ingresos se reducen dramáticamente. Siempre y cuando el Eibar prime el interés económico por encima del deportivo. Es decir, puede facilitar su salida, reduciendo el precio del jugador a unos 300.000 euros -el dinero que se cobró en su día, por ejemplo, por Asier Goiria o Joseba del Olmo- o endurecerla, exigiendo el pago completo de su cláusula de rescisión, 1,2 millones. Una circunstancia que también tiene precedentes y que, según algunas fuentes del club, podría intentarse en caso de que Josu Uribe siga en el banquillo.
Son mayoría los jugadores que acaban contrato el próximo 30 de junio. Y también los que, dentro de este grupo, no regresarán a Ipurua este verano.
No lo harán los cuatro decidos (Ísmodes, Ballesteros, Tiko y Arruabarrena), más aún teniendo en cuenta que su rendimiento no ha sido el deseado, aunque las lesiones hayan tenido mucho que ver.
Además, expira el contrato de Albert Yagüe -actualmente sin ficha, después de que cayera gravemente lesionado-, Carmelo, Álvaro Martínez, Urzelai, López Rekarte, Alaña, Biel Medina, Natxo Insa, Markel Robles, Raúl García y Carlier. Los dos primeros ya han recibido una oferta de renovación, aunque todavía no han ofrecido su respuesta, que puede depender del inquilino del banquillo.
Los casos de Urzelai y Álvaro Martínez también se diferencian del resto. El primero renovó el pasado año y el navarro ha cumplido el mínimo de minutos que establecía su contrato para la renovación; pero en ambos casos, una cláusula les desvincula del Eibar en caso de descenso. Los dos han mostrado su deseo de seguir defendiendo la camiseta azulgrana, pero deberán negociar con el club.
También hay ofertas de renovación a más jugadores, aunque el destino de hombres como Biel Medina o Natxo Insa, con buen cartel en la categoría, parece alejado de Ipurua.
Directrices
Las directrices del club, a la hora de tratar renovaciones, fichajes y traspasos, llegan por dos direcciones diferentes.
Por un lado, la normativa de la categoría, que exige la presencia de seis jugadores sub23 en la plantilla -sólo Cases, que cumplirá 23 en noviembre, y Asís Peña, con 21, cumplen ahora mismo ese requisito-; y por otro, las preferencias del entrenador con el que se intente el regreso a Segunda A.
Aunque a este segundo aspecto, Jesús Merino -uno de los que sigue, con contrato en vigor hasta 2011-, le concede la importancia justa a la hora de planificar el equipo. «De la misma manera que el entrenador lo elige el club, tiene que ser un hombre de club; el equipo también lo debe hacer el club -aseguró-. Siempre se intenta conceder `caprichos' al entrenador, pero la pauta la marca el club».
La maquinaria, por tanto, ya está en marcha, pese a que no se conozca aún la identidad del técnico para la próxima temporada. Josu Uribe sigue pareciendo el mejor colocado en la lista que maneja la directiva, pero la presión popular, acrecentada tras el descenso matemático, puede restar opciones al técnico asturiano.
Carlos Pouso rompió ayer su silencio público. En una entrevista concedida a Herri Irratia Eibar, el que fuera técnico azulgrana hasta el pasado mes de marzo reconoció que le gustaría haber hablado con el equipo matemáticamente salvado, pero la situación es exactamente la opuesta.
Algo, el descenso, de lo que Pouso se siente responsable. Aunque no el único. «Si hay que quemar a alguien, es evidente que a mí también», aseguró. «Sólo espero -prosiguió- que el pueblo me cuelgue como a Jesucristo, con alguno más a mis costados». Y es que el técnico vizcaino tiene claro que «para todo lo negativo que sucedió hasta el ocho de marzo, aquí estoy, el primero. A partir de esa fecha, no, aunque se hable del legado».
Pouso, por otra parte, lamentó las críticas que están escuchando los jugadores azulgranas sobre su supuesta falta de actitud. «Se han entregado un montón, primero conmigo y después con Uribe, y hay que darles un aplauso», aseguró el técnico, que tampoco se mostró conforme con la supuesta pérdida de identidad del equipo. «Como la vida, el fútbol también evoluciona», recordó.