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Josu Imanol Unanue Activista social

La gente de bien

¿A quién se considera gente de bien, al que reclama una rosa marchita o al que el día 21 dijo basta a los abusos con una huelga general que pretendieron silenciar?

Citaba el brillante presidente del Gobierno español un montón de promesas nuevas en el BEC, ante sus acólitos, y citaba una coletilla, a la que le gusta tanto recurrir, con la misma facilidad que la del «talante» ahora olvidado: «que sepan los demócratas, la gente de bien...», y continuaba con la retórica sabiendo que los incondicionales le aplaudirían a rabiar cualquier promesa vacía y seguirían ciegos ante la lamentable situación de su amada «nación» española que, al paso que va, batirá récords en la incapacidad institucional de solventar los problemas que día a día surgen.

Me imagino que entre la gente de bien no estarían ni los que él ha dejado fuera de la ley, ni los de las ideas ilegalizadas, ni las más de un millón de familias en pobreza extrema de su país ni los ya más de 4.000.000 de liberados de ese «deber» del trabajo para poder consumir y aportar así más y más ganancias a los de siempre.

La gente de bien seguramente serán los que estuvieron en el mitin o los que no han demostrado la mas mínima capacidad para protestar por la situación económica del país que tan desafortunadamente dirigen, con una tasa de paro que dobla la media europea, un país donde las construcciones ilegales y la corrupción urbanística entre otras son denunciadas por el mismo Parlamento al que quieren optar los señores de los partidos de derechas PP-PSOE que, como bien nos recuerdan otros, coincidieron en la mayoría de votaciones y objetivos. ¿No lo mencionarán?

Por cierto, deberían unirse y formar una coalición monárquica y de derechas, ya que sus ideas se confunden en el sur de Euskal Herria por ser tan similares, tan represoras y tan faltas de esperanza, a no ser la continua amenaza y la nula capacidad de buscar salidas dialogadas al conflicto que ya dura decenas de años, con mucho dolor para las partes implicadas.

La gente de bien que cita serán quienes callan ante el abuso de repartir el dinero público entre los banqueros y empresarios que hasta hace poco nos pasaban por el morro sus ganancias multimillonarias en euros y ahora reclaman EREs, despidos mas baratos, comprensión y todo aquello que pueda suponer un colchón para ocultar las ganancias a costa de mucho sudor e inseguridad para la clase trabajadora.

Que les pregunten a los ciudadanos de varias comunidades del Estado que ya superan más del 25% de tasa de paro, a los que ven que ya han terminado o terminarán pronto el subsidio de desempleo y ven que lo mínimo que pensaban que les era propio se lo lleva el banco. Que les digan a quién consideran gente de bien, al que reclama una rosa marchita o al que el día 21 dijo basta a los abusos con una huelga general que pretendieron silenciar.

Que hablen de gente de bien quienes pretendieron extender su dictatorial forma de ilegalizar incluso a una persona como Alfonso Sastre y a los que componen Iniciativa Internacionalista es ya un insulto. Por cierto, también habría que recordar que el bochornoso espectáculo no sería posible sin la estimable complicidad de otra «gente de bien» que lleva silenciando cierres de medios, ilegalizaciones y demás abusos cometidos en nombre de la legalidad democrática. Ahora estos mismos que son incluso aplaudidos por los partidos que vulneran derechos nos piden el voto y se denominan de izquierdas y abertzales. Tiene coña, se comparan incluso con otros que con mas ética defienden lo que ellos silenciaron durante muchos años.

Lo dicho, «gente de bien» poca, pero desde luego no con los del BEC, y que el día 7 no nos tomen por tontos y sumisos, pero que tampoco nos aplaudan los del poder, que es un síntoma preocupante.

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