Raimundo Fitero
Intensivo
A la espera de novedades más enjundiosas, ya se han encontrado restos del avión siniestrado, se buscarán con los medios más sofisticados las cajas negras que como se sabe son las que contienen los secretos, conversaciones y los datos que puedan explicarnos los motivos y posibles causas de este accidente, tras los pertinentes análisis y comisiones de seguimiento de los accidentes aéreos que trabajan fuera del ámbito judicial, son exclusivamente profesionales para mejorar los sistemas de seguridad en los vuelos.
De paso, los televidentes globales hemos recibido un curso intensivo de navegación aérea. Hemos descubierto, por ejemplo, que existe un frente tropical, una barrera de tormentas que puede alcanzar los quince kilómetros de altura y que tiene otros veinte de anchura que se encuentra con bastante asiduidad y que los pilotos de esos aviones deben sortear con su pericia y experiencia. También hemos aprendido que no se trata de una manía poco asumible el ir siempre por encima de la tierra, ya que en alta mar no existen radares, o sea, los aviones van a su libre albedrío, siguiendo una ruta marcada remotamente y comunicándose por radio con los puestos de control.
Muchas más cosas hemos aprendido, como que los rayos no deben afectar demasiado a los aparatos porque los atraviesan sin hacerles daño, o que los propios aviones y sus sistemas de comunicación van mandando de forma automática información al control central sobre las incidencias del vuelo. Así que todo lo anterior y algunas nociones más, las han ido desgranando en televisiones y radios pilotos con autoridad, ingenieros del ramo, en una tarea didáctica muy de agradecer y con un tono general que nos deja gratamente sorprendidos. No hay aparente gremialismo, no hay exculpaciones ni acusaciones, simplemente dan razonamientos comprobados y comprobables sobre el funcionamiento y los protocolos universalizados, pero dejan las dudas abiertas. Ahora mismo lo que nos aturde son las preguntas sin respuestas, y nadie se atreve a aventurarse a contestar con ligereza incompetente, se guarda una prudencia respetuosa para evitar mayores sufrimeintos. Que se mantenga este espíritu informativo.