El aniversario de la Plaza de Tiananmen, inadvertido en los campus chinos
El 4 de junio de 1989, los carros de combate del Ejército chino entraron en la Plaza de Tiananmen para poner fin a las protestas estudiantiles que habían comenzado el 15 de abril. 20 años después, los actuales estudiantes, más preocupados por la crisis, no muestran casi interés por las demandas de aquella generación.
GARA
Lo ocurrido en la Plaza de Tiananmen hace 20 años es uno de los puntos más convulsos de la historia reciente de China. En la noche del 3 al 4 de junio de 1989, carros de combate y la infantería del Ejército entraron en la plaza para poner fin a las protestas iniciadas el 15 de abril por estudiantes, intelectuales y trabajadores. El 20 de mayo, el Gobierno había declarado la ley marcial.
El número real de víctimas mortales sigue siendo una incógnita. A falta de un balance oficial, algunos hablan de cuarenta muertos, otros de cientos y organismos como la Cruz Roja China cifran en más de 2.600 los fallecidos y en 7.000 los heridos.
La fundadora del movimiento Madres de Tiananmen, Zhang Xianling, afirma que han confirmado ya la identidad de 195 víctimas. Su hijo, Wang Nan, de 19 años, dejó una nota en casa el 3 junio avisando de que había quedado con unos amigos en Tiananmen. Diez días más tarde, recibieron el cadáver.
Zhang se unió a otra madre para fundar esta organización y así elaborar una lista de víctimas. «Nuestra mayor esperanza es que podamos decir abiertamente que el Ejército cometió un error disparando a nuestra gente», subraya en declaraciones a Reuters.
También se desconoce el número real de detenidos. El Centro de Información sobre Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong asegura, citando una fuente anónima, que hubo 200.000 arrestados. Se calcula que entre 20 y 200 continúan en prisión.
20 años después, aquellos estudiantes idealistas y reivindicativos no se reconocerían en los actuales los estudiantes, más preocupados por buscar trabajo que por la política.
Wei Yining, de 22 años, estudia Historia en una de las universidades más prestigiosas de Beijing. Admite que no sabe mucho sobre aquellos acontecimientos. «Eran otros tiempos. Eso pasó cuando yo era un bebé. La situación ha cambiado, el país ha evolucionado mucho desde entonces y los jóvenes chinos tienen otras cosas en la cabeza», resalta. Los encendidos debates políticos de la década de los 80 se han quedado en el cajón.
Orgullosos de los éxitos de China y de su prosperidad económica, la mayoría de los estudiantes se encogen de hombros cuando se les pregunta sobre el compromiso político. «¿Implicarse en política? ¿Quiere decir incorporarse al Partido Comunista?», contesta uno con otras dos interrogantes.
Si hay un tema que les preocupa en este periodo de crisis es el mercado laboral. Más de 6 millones de jóvenes van a licenciarse este año. 2,5 millones de licenciados el año pasado no encontraron empleo.
El campus de Beijing, fuente de las protestas de 1989, amaneció ayer muy tranquilo, quizá por los inminentes exámenes finales. Xia Yeliang, profesor de Económicas, considera que los estudiantes «están más preocupados estos días por conseguir buenas notas y buenos trabajos».
Para Wu´Er Kaixi, ex dirigente estudiantil de 1989 y exiliado en Taiwan, los estudiantes se adaptan a una situación en la que el Gobierno les concede una vida más fácil. «Es el acuerdo que firmó con el pueblo; les convierte en ricos pero deben cooperar con él».
En Taiwan, el Grupo de Apoyo al Movimiento Democrático en China realizó una sentada nocturna para recordar este aniversario. El presidente Ma Ying-jeou, que ha lanzado una campaña de acercamiento a China, no acudió, a diferencia de lo que había hecho durante 18 años.
Zhao Ziyang, entonces secretario general del Partido Comunista, era partidario del diálogo para dar salida a las protestas. El 15 de mayo de 1989 se presentó en Tiananmen y con lágrimas en los ojos pidió a los manifestantes que desalojaran el lugar. Fue su última aparición pública. El primer ministro, Li Peng, le acusó de apoyar las movilizaciones y de dividir al partido. El 24 de junio, Zhao fue destituido y puesto en arresto domiciliario. Así estuvo hasta su muerte en 2005.
Ahora han salido a la luz sus memorias en forma de libro. Recoge 30 horas de grabación en las que contradice la versión oficial y ofrece numerosos detalles de lo ocurrido en esa noche. «Dije en aquel momento que la mayoría de la gente sólo nos estaba pidiendo que corrigiéramos nuestros errores, no estaba intentando derribar nuestro sistema político». Es una de las afirmaciones que aparecen en el libro, publicado en Hong Kong.