El Juzgado de Instrucción número 1 de Azpeitia inició ayer la ronda de declaraciones a los acusados en la trama del Museo Balenciaga. El primero en comparecer fue Rolando Paciel, arquitecto cubano que carecía de un título homologado en el Estado español y que ejerció de intermediario entre Julián Argilagos y la ingeniería Eptisa-Cinsa, encargada de acometer las obras correspondientes.

Según informaban ayer las agencias de información, Paciel habría declarado que cuenta con el título de arquitecto expedido en Cuba, aunque no lo pudo homologar porque salió de la isla caribeña y no volvió. Este imputado, en quien la Fiscalía ve indicios de intrusismo, explicó que su trabajo consistió en hacer dibujos y planos de los desarrollos del proyecto que surgieron a raíz de los cambios que se hicieron a propuesta de la Fundación Balenciaga, mientras que el otro arquitecto, Julián Argilagos, se dedicó al diseño de la rehabilitación y ampliación del palacio Aldamar para su conversión en museo, por lo que sus cometidos eran independientes y no se solapaban.

Hoy será Mariano Camio, el principal imputado en el caso, el que comparezca en el Juzgado de Azpeitia. El que fuera alcalde de Getaria, gerente de la sociedad Berroeta Aldamar y vicepresidente de la Fundación Balenciaga, fue acusado por la Fiscalía de un «delito continuado de administración desleal», otro de «apropiación indebida» y un tercero de «falsedad de documento mercantil», además de un delito societario y otro de «malversación de caudales públicos».

Gestión «dañosa»

Según la querella criminal presentada por el Ministerio Público en noviembre del año pasado, Camio realizó una gestión «gravemente dañosa» para la sociedad y la fundación encargadas del proyecto del museo Balenciaga de Getaria con el fin de «enriquecer» al arquitecto Julián Argilagos, con quien «mantenía una intensa relación sentimental». El 22 de noviembre de 2007 la sociedad Berroeta Aldamar y la Fundación Balenciaga solicitaron a la Fiscalía que iniciase una investigación sobre el ejercicio de Mariano Camio al pensar que existían algunos hechos que pudieran ser susceptibles de considerarse delictivos. Tras un año de investigación, en noviembre del año pasado presentó una querella criminal en el Juzgado de Azpeitia al considerar que hubo indicios de irregularidades durante su actuación como gerente y vicepresidente de ambas entidades.

Por su parte, a Julián Argilagos, autor del proyecto del museo dedicado al modisto Cristóbal Balenciaga en su localidad natal y que tampoco tenía convalidado su título de arquitecto en el Estado español, el fiscal le imputa de un delito de «administración desleal» e «intrusismo profesional».