Unibal Rodamco, dueña de un centenar de centros comerciales en trece países europeos y principal propietaria del centro comercial Garbera de Donostia, ha presentado un proyecto para ampliarlo en un 50%, para pasar de los 36.000 metros cuadrados actuales a los 54.500.

Las voces contrarias no se han hecho esperar, desde partidos políticos hasta la agrupación de comerciantes de Donostia «SShops Donostia-San Sebastian», en medio de las crecientes críticas en los últimos años al modelo de estos grandes centros comerciales de periferia. El Ayuntamiento de Errenteria aprobó el 29 de mayo, con los votos a favor de PSE, PNV, EA, EB y PP, y la abstención del grupo mixto, una moción contra la proliferación de grandes superficies comerciales en el entorno de Oarsoaldea y Donostialdea. En medio del debate, nos encontramos con los conceptos de modelo de ciudad, el modelo comercial o la sostenibilidad desde un punto de vista de desarrollo urbano.

Jose Allende, catedrático de Planificación Urbana y Regional de la UPV, reflexionaba en un artículo publicado en la revista Hika a finales del año pasado sobre la trasformación del modelo comercial. Una trasformación que a su jucio se dirige hacia la concentración: concentración de la oferta comercial en grandes superficies en las periferias urbanas, a pocos kilómetros de las ciudades; y concentración también de la oferta en manos de grandes grupos transnacionales, sobre todo en el sector alimenticio. Un cambio que, señala, esta originando inquietudes y reflexiones.

En declaraciones a GARA, Lourdes Lázaro, gerente de SShops, confirma que esta agrupación es contraria a la ampliación, para empezar, porque «no hay estudios objetivos que midan los impactos que va a tener en el entorno, en el modelo de ciudad y en el sector comercial». A su vez, afirma que el comercio de Donostia vive una situación preocupante y el hecho de que se produzca la ampliación les preocupa aún más.

La asociación de comerciantes destaca la inseguridad jurídica respecto al marco normativo vigente y su aplicación en este proyecto, ya que el Plan Territorial Sectorial actual cifra en 25.000 metros cuadrados el límite para la superficie comercial de Donostia, que ya está cubierta. Parece que Unidal Rodamco no ha podido realizar dichos estudios, aunque afirma que su propuesta beneficiará a toda la ciudad, lo que no comparten los comerciantes.

Pero sí ha podido realizar otro estudio, donde entre otras cosas afirma que en los doce años de vida que tiene el centro la clientela de los municipios de Gipuzkoa e incluso del Estado francés ha ido decreciendo, incluso se ha producido «la fuga» de clientes donostiarras a otros centros comerciales instalados en el corredor del Bidasoa.

A falta de los necesarios estudios, pero con varios datos entre manos, Lázaro no duda en afirmar que el proyecto tendría varias consecuencias negativas. Es destacable que ya hace 12 años, con la apertura de Garbera, el comercio de Altza, unos de los barrios del entorno, sufrió las consecuencias con la desaparición de cerca del 50% del comercio. A día de hoy, opina que «va a tener una repercusión importante. Desde el punto de vista de sostenibilidad medioambiental, porque sabemos que va a generar más flujos de tráfico hacia esas zonas; desde el punto de vista de modelo de ciudad, porque va a incidir en la forma de desplazarse y comprar; y, lógicamente, también desde un punto de vista de incidencia en el comercio de la ciudad».

Explica que la propuesta de ampliación se va a desarrollar en uno de los sectores donde el comercio pequeño es quizá más destacado, el referido a equipamiento de la persona y del hogar, sector donde «digamos que el comercio de la ciudad tiene más campo».

Un comercio, el pequeño, el urbano, el de siempre, que no vive sus mejores momentos. «El sector comercial es uno de los sectores que está viviendo la actual crisis con mucha intensidad, porque está habiendo una recesión en el consumo muy importante que no sólo corresponde a este año. Se están produciendo cierres de locales, la situación de los barrios empieza a ser cada vez más difícil y también para el comercio».

Al hilo de la propuesta de Unibal Rodamco, SShops ha realizado un estudio para conocer en qué situación se encuentra el comercio. El trabajo se ha centrado únicamente en aquellas calles que aparecen definidas por el Plan Especial de Rebitalización del Comercio (PERCO), donde el Ayuntamiento define cuáles son los ejes comerciales, las calles más importantes desde el punto de vista comercial. La asociación ha recorrido y contabilizado los locales que están cerrados en estas calles. En el resultado del estudio les ha llamado mucho la atención la cantidad de locales cerrados que hay en el centro de la ciudad, «curiosamente a pesar de que parece que los centros tienen que ser las zonas más pobladas». En otros barrios destaca el gran número de entidades de servicios, bancos y oficinas, por ejemplo en Amara, y en Gros y Egia, saltan a la vista los comercios cerrados. En conjunto, el 11% de los locales comerciales del PERCO, están cerrados y cerca del 12% están ocupadas por entidades bancarias o agencias de servicios.

Partiendo de esa «situación preocupante» que vive el comercio, «a nosotros el hecho de que se produzca esta ampliación todavía nos preocupa más», explica la gerente de SShops. «Porque la misma se da en una zona periférica de la ciudad. Porque va a contribuir a desplazar a la población y los ciudadanos de las calles comerciales de la ciudad a la periferia, y eso creemos es un peligro importante».

Los promotores de la ampliación han querido remarcar los puestos de empleo que se crearán con dicho proyecto, cuestión a la que también hace mención Lázaro. «Valoramos la calidad del trabajo que se está ofreciendo a través del comercio de la ciudad. Además la mayoría de las personas empleadas son cabezas de familia de las cuáles dependen familias enteras o una parte importante. Nos cuestionamos que repercusión va a haber en esas familias, empleos, hogares. Porque se está hablando de la creación de puestos de trabajo sin considerar siquiera los que pueden caer como consecuencia de la ampliación».

El alcalde de Donostia, Odón Elorza, por su parte, ha juzgado «oportuno» el proyecto, teniendo en cuenta el crecimiento urbanístico que se va a producir en la próxima década en este entorno. Pero Lázaro es crítica con esta argumentación. «Casi va a ser una zona de periferia, las típicas zonas dormitorio, donde no se genera ese núcleo de convivencia o de vida que el comercio y otras actividades permiten», apunta.

Labor social del comercio

Un modelo que se supone en principio no apoya el Consistorio donostiarra, ya que el Plan General de Ordenación Urbana prevé un modelo de ciudad basado en la trama urbana consolidada, persiguiendo sobre todo el desarrollo de núcleos urbanos, potenciando el comercio de proximidad, evitando el desplazamiento con vehículos de motor, y potenciando el desplazamiento con medios alternativos, bicicleta o peatonales, así como el uso del transporte público. Un modelo de ciudad en el que de alguna forma trata de potenciar zonas de mayor convivencia, donde se convine el uso residencial con el uso de oficinas, de comercio, y que se vaya generando una vida. Esto, sobre el papel.

«Nosotros apostamos por un comercio pequeño, tradicional de la ciudad, que trabaja y se involucra en la ciudad, y creo que los centros comerciales periféricos apuestan por ofertas comerciales muy diferentes. Basta ver el modelo de un centro comercial. Basta darse un paseo por sus pasillos para ver cuántos comercios locales hay. Evidentemente, estamos viendo a modelos de las marcas que ellos abanderan que necesitan espacios mucho más amplios que no son compatibles con las necesidades de un comercio local», afirma Lázaro.

Centrada en el comercio tradicional, señala que «además de ser un agente económico importante de la ciudad, donde ocupa 9.700 empleos, supone cerca del 12% del PIB, y además genera unas reinversiónes importantes de riqueza en la propia urbe; al margen de esa valoración económica, el comercio ha asumido desde siempre una labor de responsabilidad social. La labor social que desempeña el comercio es muy importante. Contribuye a generar núcleos de relación entre las personas, lo cual hace que se generen zonas de convivencia, zonas de intercambio, zonas de vida en el espacio de la ciudad. Hace que al ser zonas donde concurren muchas personas haya una seguridad importante para quienes viven y circulan por esas calles».

Y añade que «también desarrolla una labor social importante con las personas que pueden tener unas mayores limitaciones en la movilidad, personas mayores, que no tienen coche o capacidad para desplazarse. Ahí el comercio elabora un servicio de proximidad importante».

Unibal Rodamco ha manifestado a diversos medios que dicha ampliación «será positiva para el conjunto de la ciudad porque fortalecerá el atractivo comercial de San Sebastián» y quiere tener al comercio local «como aliado», así como que «lo que pretende la empresa es fidelizar al propio cliente donostiarra y conseguir que los de fuera vengan a la capital guipuzcoana a cualquier tipo de tiendas, tanto a las del centro comercial como a las tradicionales de la ciudad».

Unas afirmaciones que a Lázaro le parecen «muy pretenciosas». «Es difícil que una misma tarde te vayas a comprar a Garbera y luego bajes al centro o al barrio más cercano. O te vas a Garbera o te vas a otra zona. Entendemos que es un centro excluyente y además que defiende unos principios que no encajan con los del comercio urbano», valora.