Nuevo anillo para Phil Jackson y Kobe Bryant. El escolta empata con Shaquille O'Neal a cuatro títulos y ya está más cerca de justificar la marimorena que se montó un buen día y que terminó de empujar fuera de la órbita amarilla a uno de los mejores pívots de la historia del baloncesto.

También repite Derek Fisher, al que algunos ya habían enterrado en vida pero que volvió del coma en el cuarto partido para convertirse en una pieza vital en las aspiraciones de los Lakers.

Se estrenan muchos pero, quizá, por encima de todos ellos, destaca uno: Pau Gasol. El pívot catalán, ganador nato, cierra de esta forma un ciclo brillante que le ha llevado a ganar Copa, Liga ACB y Mundial, además de sendos subcampeonatos en Eurobasket y Juegos Olímpicos. La mayoría de los supuestos cracks yankees, esos de pendientes de oro y diamantes de muchos kilates, esos del Ipod y el hip hop, nunca lograrán algo así.

Los Angeles Lakers lograron su anillo número quince en el quinto partido de la final que disputaron ante Orlando Magic. Los californianos se impusieron por 86-99 en un choque que duró un cuarto y medio, ya que desde el ecuador del segundo período los Lakers se convirtieron en un auténtico rodillo.

Tal y como comenzó el partido, nadie podía esperar algo así. En los Lakers casi todo el protagonismo recaía en Andrew Bynum y, como era de esperar, la cosa no funcionó. El joven pívot, llamado a apuntalar de una vez por todas el juego interior de los angelinos, falló una serie de seis tiros en los cinco minutos iniciales.

Rápida reacción

Tras un claro parcial de 15-6 a favor de los Magic, los Lakers lucharon por no perder comba y forzaron un intrigante 28-26 a favor del equipo de casa tras los primeros 12 minutos de juego.

El segundo cuarto fue el pe- ríodo clave a la hora de asentar las bases de la victoria de los Lakers. Orlando volvió a intentar marcharse en el marcador con el acierto de Mickael Pietrus, pero los californianos no estaban por la labor y gracias a un efectivo juego en equipo, no sólo se mantuvieron a flote, sino que pudieron tomar las primeras rentas de ventaja.

Lamar Odom se convirtió en un jugador indefendible para los Magic gracias a su gran versatilidad. Se le sumó un acertado Trevor Ariza que, desde la línea de siete metros y con dos triples casi consecutivos, puso por delante a Los Angeles Lakers a escasos minutos del descanso. 46-56 señalaba el luminoso en la reanudación, con los Magic dispuestos a darlo todo para forzar al menos un nuevo choque. Pero los Lakers se limitaron a controlar el partido con nuevas aportaciones de Odom y con Bryant tan activo como de costumbre.

Con Dwight Howard maniatado por la efectiva defensa de Gasol, los Magic tenían que buscar nuevas vías de anotación pero éstas llegaron con cuentagotas o simplemente no llegaron.

Lo mejor, para el final

Los Lakers sellaron el resultado y el título gracias a un buen baloncesto que durante muchas fases de los play off parecía ajeno al equipo liderado por Phil Jackson.

Ha sido especialmente en estas finales cuando la franquicia de Los Angeles ha mostrado una mejor predisposición para mostrar un juego participativo y solvente que, de una vez por todas, ha tratado de integrar a jugadores tan dispares como Ariza o Bynum. Eso sí, que busque el bien común no quiere decir que lo encuentre en todos los casos.

Kobe Bryant, como era de esperar, fue elegido MVP de las finales gracias a 32,4 puntos, 7,4 asistencias y 5,6 rebotes de media. El verdadero líder de los Lakers se ha mostrado más maduro en esta serie final. Sin excesos y sin acaparar tiros ha sabido entrar en juego cuando su equipo lo necesitaba.

De cara a la temporada que viene, en Los Angeles Lakers apuestan por mantener el mismo grupo con la intención de que jugadores jóvenes como Bynum o Ariza aporten más al global del equipo.