Acelerón represivo en Euskal Herria
Fernández, a prisión por un ataque de 2002 tras negarse a «colaborar»
El ataque a un autobús urbano en Bilbo el 20 de febrero es la imputación por la que ha sido encarcelado Lander Fernández, el joven de Santutxu que hace apenas dos semanas denunció que agentes de la Ertzaintza le habían secuestrado y agredido para reclamarle que «colaborara» con ellos. Se da la circunstancia añadida de que Fernández ha estado preso desde 2003 a 2008, sin que en su tiempo de cautiverio ni después se le atribuyera este sabotaje.
GARA | BILBO
El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz envió ayer a la cárcel de modo fulminante a Lander Fernández, el joven santutxuarra que había denunciado presiones de efectivos de la Ertzaintza para que colaborara con ellos. Tras aquella rueda de prensa realizada a finales de mayo, Fernández estuvo de vacaciones en Venezuela, y a su vuelta fue detenido anteayer en el mismo aeropuerto de Barajas y encarcelado ayer, pocas horas más tarde.
Sorprendentemente, se le imputa ahora un presunto delito de «estragos» cometido en febrero de 2002, en concreto la quema de un autobús en Bilbo. Se le achacaría también el ataque a un cajero automático en 2000. En el caso del autobús, la Audiencia Nacional afirma que le delatan restos biológicos encontrados en una cazadora y en una capucha hallados en las inmediaciones del lugar en que se produjo el ataque.
Se da la circunstancia de que tal acusación no había aparecido hasta ahora, pese a que Lander Fernández salió a la calle el pasado año después de pasarse cinco años encarcelado. Había sido arrestado en noviembre de 2003, pero ni en todos esos años ni después de quedar libre hubo imputación por ese hecho.
Sin embargo, el pasado 19 de mayo Lander Fernández salía del instituto de Elorrieta, en el barrio de San Inazio, y fue abordado por una persona que le cogió del brazo y le dijo: «Lander, ven con nosotros». Según detalló el joven en la rueda de prensa, lo metieron en un coche junto a otras personas que se iden- tificaron como ertzainas y lo llevaron a un descampado cerca de la carretera que va de Lutxana-Erandio a Asua. Allí le dijeron que un juez tenía pruebas para encarcelarle diez años y le ofrecieron colaborar con ellos para evitarlo. Entre otras frases, le dirigieron ésta: «Esto ha cambiado mucho, ya no es como antes, ahora está Ares».
Tras varios días en los que percibió que sufría seguimientos, el 27 de mayo volvió a ser abordado por las mismas tres personas y otra cuarta. Narró que lo llevaron a un paraje escondido, donde le amenazaron y le empujaron, además de fingir que lo iban a detener.
No fue así, y Fernández decidió hacer público el acoso. Pero como se le amenazó entonces, ahora sí está en prisión.
El movimiento pro-amnistía tildó este arresto de «venganza de la Ertzaintza» por haber denunciado lo ocurrido.
Sin noticias de seis detenidos
Mientras Lander Fernández era llevado a prisión, no hay noticia alguna sobre los seis detenidos en la operación policial contra un supuesto plan de fuga desde la cárcel de Huelva. Tres de ellos son presos, cuya situación exacta se desconoce. En la mañana de ayer se apuntó que Arkaitz Goikoetxea (encarcelado en Valdemoro), Jon Igor Solana (en Valencia) y Gorka García Sertutxa (en Huelva) podían haber sido sacados de prisión y llevados a comisaría para ser interrogados, pero no hay ningún dato cierto.
Se ignora también cómo se encuentran Iñaki Goiaga, Ana Paz e Inge Urrutia. Para denunciar estas detenciones ayer 80 personas se movilizaron en Munitibar, 600 en Santutxu, 80 en Sestato y 250 en Algorta.
Hasta el dirigente del PP Antonio Basagoiti se tomó a sorna la versión del Ministerio del Interior. Según dijo, en caso de ser cierto, «ETA le tomó el pelo a Rubalcaba, porque mientras estaban negociando se estaban queriendo escapar de la cárcel».
En estas últimas semanas han estallado artefactos caseros contra una «herriko» y un gaztetxe en Erribera, ha sido atacado en Iruñea el vehículo de la madre de un joven cuyo nombre apareció en la «lista negra» policial y han proliferado las pintadas fascistas. Víctimas de estas acciones -entre las que estaba Irati Mujika, hija de Juan Mari Mujika, secuestrado en Donapaleu- alertaron ayer del rebrote de un fenómeno utilizado ya en los años 80, que no logró resultados y que además hizo que el PSOE perdiera el gobierno. Lo recordó Txelui Moreno, que intervino junto al alcalde de Bera, Josu Irazoki, que ha sufrido estas amenazas.
Pusieron sobre la mesa dos datos significativos: estas acciones han sido especialmente frecuentes «donde hay más presencia de las FSE (Iruñerria, Baztan, Malerreka, Bortziriak...) y donde la izquierda abertzale es menos fuerte, como es el caso de la Ribera». De ello concluyeron que los ataques se producen «con el beneplácito del Estado» y que se ceban en Nafarroa porque en el pasado proceso quedó probado su papel clave para la resolución política del conflicto.
Moreno e Irazoki recordaron además que las elecciones han confirmado «la referencialidad de la izquierda abertzale y han dejado en evidencia la apuesta de Rubalcaba». Y concluyeron que «Euskal Herria, Nafarroa, será lo que sus habitantes decidan, por encima de Rubalcabas y Zapateros».R.S.