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Barandalla vuelve a Etxarri-Aranatz tras 19 años preso y siete enfermo

A primera hora de la mañana de ayer, Bautista Barandalla cruzó al fin la puerta de la cárcel de Iruñea y se fundió en un abrazo interminable con su hija y su compañera. En ese momento quedaban atrás 19 años sin pisar la calle fuera de prisión, pese a que en los últimos siete haya tenido que convivir con -y sobrevivir a- una grave colitis ulcerosa que movilizó por su libertad a miles de personas.

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R.S. |

Al preso etxarriarra Bautista Barandalla le diagnosticaron la colitis ulcerosa, enfermedad grave e incurable, el 13 de marzo del año 2002. Han tenido que pasar siete años, tres meses y tres días para que sea excarcelado. Desde ayer sigue estando preso, pero en su propio domicilio de Etxarri-Aranatz, que ayer se convirtió en una procesión de familiares, vecinos y amigos ansiosos por saludarle.

Atrás han quedado casi dos décadas en prisión (fue detenido el 18 de setiembre de 1990). También varias negativas a concederle la libertad condicional prevista en la legislación española para casos de enfermedades como ésta. Y, sobre todo, un montón de movilizaciones masivas, en concreto en los años 2002 y 2003, cuando su imagen en el Hospital de Zaragoza, con una bolsa que hacía las funciones del intestino que le había sido extirpado, se convirtió en un icono del maltrato a los presos políticos vascos enfermos. Una de aquellas movilizaciones, celebrada en Iruñea en vísperas de las navidades de 2001, sacó a la calle a más de 12.000 personas. La plataforma popular Bautista Etxia! dio continuidad a esa demanda, siempre rechazada por gobiernos del PP y PSOE.

Siete años después, Barandalla ha podido volver a casa, en régimen de prisión atenuada y con restricciones similares a las aplicadas en los últimos meses a otros presos enfermos como Angel Figeroa, Marilo Gorostiaga, Mikel Ibañez o Mikel Gil, Kurika. A éstos se les impuso, por ejemplo, la prohibición de hablar con los medios de difusión.

El movimiento pro-amnistía detalló que Bautista Barandalla deberá llevar una pulsera telemática. Se le ha impuesto además un horario restringido para salir a la calle, y tiene limitado también el espacio geográfico que puede recorrer. GARA pudo constatar que ante su domicilio había un importante trasiego de guardias civiles. Pero nada de ello impidió que durante todo el día decenas de vecinos pasaran por su domicilio para recibirle e interesarse por su estado.

Ocho enfermos más

Después de las excarcelaciones de los últimos meses, todavía quedan ocho presos enfermos a los que se les niega tanto la libertad condicional como la posibilidad de seguir cumpliendo la condena en sus domicilios.

De ellos, Jon Agirre Agiriano y Juan José Rego Vidal sufren numerosas enfermedades, que se suman a su avanzada edad (el primero nació en 1942 y Rego, en 1939). Etxerat ha reivindicado también la libertad de Josu Uribetxebarria, Gotzone López de Luzuriaga, José Miguel Etxeandia, José Ramón Foruria y dos presos más que sufren enfermedades sicológicas.

MOVILIZACIÓN SOCIAL

Barandalla enfermó en prisión en 2002, cuando sufrió una gravísima operación en Zaragoza. Aquel diciembre se manifestaron en Iruñea más de 12.000 personas por su libertad. La movilización ha sido muy intensa en Etxarri-Aranatz.

ENFERMOS

Todavía hay ocho vascos con enfermedades graves o incurables en prisión cuando debían estar libres. Además, 144 sufren problemas físicos y 46 requieren atención síquica, según el último informe de Etxerat.

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