El shock tras los fortísimos golpes, la adrenalina de la competición y la innata resistencia de los ciclistas provocaron que quien primero le atendió tuviera que enfrentarse con una situación irracional.

Según relató el propio corredor, recordando los testimonios que ya en el hospital le transmitieron, su rescatador lo encontró inconsciente, pero con los ojos abiertos, lo que le hizo temer lo peor. Al tocarle, Horrillo se reincorporó, se presentó -«me chiamo Pedro», le dijo- y le pidió que le reincorporara a la carrera, pese a que la pierna izquierda le temblaba mucho por la fractura del fémur.

Con un gesto de sinceridad que le honra, Horrillo prosiguió su narración, ahora ya en el hospital de Bérgamo. «Parece ser que mi primera reacción fue violenta [los médicos le provocaron un coma inducido para tratarle mejor] e incluso llegué a arrancarme las vías del suero».

«Al principio lo viví como una pesadilla, negaba lo que me contaban -prosiguió- y les pedía que me dejaran salir de allí. Me tuvieron que atar a la cama y me sentía como un preso. Luego me di cuenta que estaba mi mujer y entonces fui consciente de que algo grave pasaba».N.M.

La pregunta era obligada en la primera aparición de Pedro Horrillo ante la prensa. Conocer si tras tan terrible episodio va a intentar volver al pedal profesional. «Sería bastante doloroso dejar de esta manera el ciclismo, pero tendré que aceptarlo y no me supondrá ningún trauma. Por suerte, esto me ha sucedido con 34 años y creo que ya he dicho todo lo que tenía que decir en este deporte», asumió.

Podrían interpretarse sus palabras como un anuncio de retirada definitiva. Nada más lejos de la realidad, porque el ermuarra se va a exprimir a fondo en su recuperación para tratar de regresar al pelotón. «Mi objetivo a corto plazo es tratar de llegar al nivel que tenía antes de la caída. Voy a tener muchas dificultades y no sé si llegaré a conseguirlo. Si no lo logro, terminará un capítulo de mi vida y comenzará otro», dijo con convicción.

Es más, para este filósofo de carrera y colaborador de prensa, hay muchas más formas de relacionarse con la bicicleta que la del ámbito profesional. «El ciclismo es una filosofía de vida para mí, por eso no voy a tener problema para seguir disfrutando de la bicicleta en el caso de que tenga que dejar el profesionalismo. Eso sí que lo voy a conseguir», vaticinó quien ha protagonizado escapadas vacacionales con su máquina a cuestas y con tintes solidarios por países tan necesitados como Etiopía.

De la escalofriante experiencia vivida en el Giro, Horrillo también saca conclusiones positivas que van más allá del deporte y se centran en un apartado mucho más íntimo. «Quizás hasta ahora había cosas que no valoraba tanto y que, a partir de lo que me ha sucedido, las voy a tener muy en cuenta, como el apoyo familiar y de mis amigos que he tenido durante estas semanas», reconoció el ciclista, acompañado por su esposa y su suegro.

De hecho, en su lista de deberes más inmediatos, aparte de sanar y fortalecer sus partes corporales más dañadas, está la de «sacarle jugo a algunas cosas de mi vida que hasta el momento no he hecho», aunque siempre con los pies en el suelo por la momentánea rémora de sus lesiones, de ahí que «los pasos los voy a dar muy poco a poco, pero siempre hacia adelante».

Además de la fortaleza física distinguida por los médicos que le han atendido, el corredor vasco también señaló como un factor a su favor «el que siempre he tenido una actitud positiva y debo estar muy contento por poder contarlo aquí y ahora. Creo que lo más duro ya ha pasado, sobre todo para mi familia, y tras pasar el coma comencé a digerirlo todo. Por eso, el camino es cada día más fácil y me he mantenido animado».

Seguro que a ello contribuyen los numerosos gestos de apoyo y cariño que ha recibido durante este tiempo, entre ellos la recogida de firmas organizada por el Ayuntamiento y comerciantes de su pueblo. «Espero desplazarme a Ermua para recogerlas personalmente en los próximos días», anunció. Será uno de los mejores síntomas de su recuperación. N.M.