La burguesía catalana por dentro
«Tres días con la familia»
La debutante Mar Coll triunfó en el Festival de Málaga, donde recibió la Biznaga de Plata a la Mejor Dirección, junto con los premios de Mejor Actriz (Nausicaa Bonin) y Mejor Actor (Eduard Fernández).
M.I. | DONOSTIA
De Mar Coll solamente se conocía el cortometraje «La última polaroid», así que ha logrado sorprender con su ópera prima en el Festival de Málaga y el resto de presentaciones que le han seguido. Como el personaje central de «Tres días en la familia», la joven realizadora de 27 años ha vivido en el extranjero, más en concreto en México, si bien su mirada sobre la institución familiar recuerda al más reciente cine francés, muy volcado sobre los dramas que generan las siempre conflictivas relaciones familiares. Ha buscado una naturalidad parecida, dirigiendo a los actores en base a una realidad cultural con la que se podían identificar, ya que está película retrata a la alta burguesía catalana a través de un clan perfectamente reconocible, y al que se le pueden poner apellidos de esos que suenan a fabricantes de textil o de cava.
Lo que la joven Mar Coll pretende desentrañar en «Tres días con la familia» es la falsedad de todo un clan regido por costumbres y tradiciones basadas en las apariencias, lo que perjudica a las nuevas generaciones, incapaces de liberarse de una rígida herencia moral que les viene impuesta. Toma como pretexto argumental la muerte del patriarca, el abuelo de la chica protagonista, que viaja hasta Girona para asistir al velatorio, funeral y entierro que se alargan en el periodo de tiempo descrito en el título. En el ambiente de la ceremonia fúnebre la presión se hace aún mayor, puesto que la hipocresía de los mayores responde a una escenificación bien aprendida, sin que las verdades ocultas puedan aflorar de una forma espontánea. La película ha sido posible dentro del proyecto Opera Prima de la ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya).