Xabier Zabalo es una de las revelaciones de la temporada. Campeón de Euskadi, rozó la victoria en la etapa de la Bira que terminó en Galdakao y se quedó con el sinsabor de no poder ser el mejor vasco lo que le habría llevado a debutar en profesionales con Orbea en Urkiola.

El corredor de Olazti sólo lleva cuatro años y medio sobre la bicicleta. Fue en juveniles de segundo año cuando cambió los patines por la bici. Campeón de Euskadi y España, y bronce en el Europeo en patinaje de fondo, una lesión crónica en las tibias provocó el cambio. A día de hoy no se arrepiente.

En la Bira se ha quedado con un regusto amargo. «La sensación ha sido bastante buena, aunque al final he terminado con algo de pena por ver tan cerca la etapa y el maillot final de mejor vasco».

Afrontó la última etapa con el objetivo de mejorar posiciones en la general y mantener el maillot. Era un premio goloso, debutar en profesionales con Orbea en la Subida a Urkiola. Pero no pudo ser. «En El Vivero reventé en la pancarta, me sacaron de punto en la subida y hacia abajo se me fueron», explica.

Después de tres años en Caja Rural en los que se mostró como un corredor regular, este año ha dado un salto de calidad en el Naturgas y ganó en Natxitua y el Campeonato de Euskadi. «He notado un salto, de ser regular a ganar, que era lo que me faltaba», destaca.

Cree que han sido un cúmulo de circunstancias. «Ha sido un poco de todo, más experiencia, físicamente estoy más hecho, y sobre todo el equipo ha contado conmigo. Ahora soy de los viejos del equipo», bromea.

Por último, nos aclara sus inicios sobre los patines y cómo acabó sobre los pedales. «De niño practicaba patinaje, futbito y pelota hasta que me decanté más en serio por los patines. Es como el atletismo, son distancias desde los 200 metros hasta el maratón. Yo me especialicé en las distancias más largas». Llegó a ser Campeón de Nafarroa, Euskadi y España, incluso bronce el Europeo.

A diario acudía a Iruñea a entrenar hasta los 18 años. «Por una lesión crónica en las tibias me tenía que operar y no me apetecía mucho. Surgió la posibilidad de competir en ciclismo y debuté en juveniles de segundo año, en el verano».

Le ayudó que sean dos deportes similares. «Muscularmente son bastante parecidos y son dos deportes de resistencia, aunque me costó adaptarme al pelotón, y al principio sí que me sentía un poco raro».

«'Quién me habrá mandado cambiar' lo pensé en algún momento; ahora no me quejo y no me arrepiento», concluye el ciclista navarro.