Después de que el Ejército de su país impidiera su regreso, el presidente hondureño, Manuel Zelaya, apeló a las grandes potencias, y en particular a EEUU, para que ejerzan una mayor presión sobre Tegucigalpa y adopten «acciones inmediatas contra el régimen golpista». La brutal represión de policías y militares contra las decenas de miles de personas que acudieron a recibirle al aeropuerto se saldó con al menos dos muertos.

 La tendencia constatada en las últimas europeas se ha vuelto a confiar. Los partidos socialdemócratas en el poder siguen cayendo como fichas de dominó en este escenario de crisis. La derecha asume nuevamente el poder en Bulgaria.

La Unión Europea se irá de vacaciones sin que su Parlamento dé el visto bueno a Durao Barroso. La votación, salvo sorpresa, será en otoño, después del referéndum irlandés. El proceso de reelección de Barroso está sirviendo para desviar la atención de los problemas reales de la UE y para dejar en un segundo plano la última sentencia del Constitucional alemán que, básicamente, lanza un «hasta la vista Europa».