Relaciones EEUU-RUSIA
Medvedev suelta hilo a Obama a cambio de su escudo antimisiles
GARA | MOSCÚ
Estados Unidos y Rusia acordaron reducir a entre 1.500 y 1.675 el número de ojivas nucleares y a entre 500 y 1.100 la cantidad de vectores nucleares (misiles intercontinentales, embarcados a bordo de submarinos y de bombarderos estratégicos) de cada uno de los dos países. Sus presidentes, el estadounidense Barack Obama y el ruso Dmitri Medvedev, suscribieron un acuerdo de mínimos para reducir sus arsenales nucleares estratégicos, aunque persisten las discrepancias sobre el escudo antimisiles estadounidense en el centro de Europa.
Las reducciones que se recogen en el acuerdo firmado ayer deberían producirse «en los siete años siguientes a la entrada en vigor del acuerdo», aclararon el Kremlin y la Casa Blanca en una declaración conjunta publicada al final de la reunión que mantuvieron Medvedev y Obama con motivo de la primera visita de este último a Rusia.
Cada uno de los dos países tiene en la actualidad entre 2.000 y 3.000 ojivas desplegadas, listas para una utilización inmediata. Los acuerdos actuales limitan a 1.600 el número de vectores.
Partiendo de «este entendimiento», los negociadores rusos y estadounidenses seguirán dialogando para tratar de concretar un nuevo tratado sobre la reducción de los arsenales nucleares que reemplace al histórico START, que expira en diciembre.
Estados Unidos y Rusia poseen aún más del 90% del total de las bombas atómicas que existen en el mundo.
El acuerdo de desarme era la espina dorsal de los esfuerzos para la mejora de las relaciones entre los dos países, considerablemente deterioradas bajo la presidencia de George W. Bush.
En una rueda de prensa posterior a la forma del acuerdo, Barack Obama afirmó que ambas potencias deben dar ejemplo en la lucha contra la proliferación nuclear. El presidente estadounidense, que calificó de «muy productiva» la reunión, aseguró que esta batalla debe ser prioritaria y, en este sentido, propuso la celebración de una cumbre sobre seguridad atómica el año próximo en EEUU. Sugirió que la segunda cumbre podría celebrarse en Rusia un año después.
Alabó la figura de Medvedev y aseguró que «confía en él» no sólo para negociar «de manera constructiva», sino también para «cumplir lo acordado.
Tránsito hacia Afganistán
Por otro lado, Rusia autorizó el uso de su espacio aéreo para el tránsito de soldados y de material militar estadounidense destinados a Afganistán, un acuerdo importante para Obama, que ha convertido la guerra en el país asiático en una de sus prioridades internacionales. Estados Unidos podrá utilizar el espacio aéreo ruso para transportar soldados, armas, municiones, piezas sueltas y vehículos (incluso blindados) en 4.500 vuelos anuales sin pagar derechos por sobrevuelo ni tener que hacer escala en territorio ruso, precisó un responsable estadounidense.
La ampliación del uso del espacio aéreo ruso engrosa el apoyo «ya firme» que brinda Moscú en el tema afgano, destacó la Casa Blanca, estimando que Rusia es «un miembro valioso» de la coalición internacional que respalda el esfuerzo en Afganistán.
Ambos mandatarios hicieron pública también una declaración conjunta en la que abogan por la necesidad de «garantizar las condiciones imprescindibles para la seguridad de las elecciones presidenciales y locales transparentes y capaces de ganarse la confianza del pueblo» y resaltan que apoyan «la participación de otros estados en la estabilización de Afganistán».
También destacan el imperativo de «intensificar y consolidar la cooperación de Afganistán y Pakistán en la lucha contra las amenazas comunes del terrorismo, el extremismo y el narcotráfico» y manifiestan su decisión de «estudiar la cooperación ruso-estadounidense en la reconstrucción de la infraestructura de transportes, energética e industrial» del país asiático.
Otra señal de distensión llegó con el acuerdo alcanzado para reanudar las actividades militares conjuntas que fueron suspendidas en agosto de 2008 debido a la guerra ruso-georgiana.
Pero, en la comparecencia ante los medios, Obama reconoció que Medvedev y él no están «de acuerdo en todo» y que subsisten las discrepancias en cuestiones como la situación en Georgia. A raíz del conflicto bélico, Rusia reconoció la independencia unilateralmente declarada por Osetia del Sur y Abjasia, territorios que Georgia, aliado de Estados Unidos, considera suyos.
«Tuvimos una franca discusión sobre Georgia y reiteré mi firme convicción de que la soberanía e integridad territorial de Georgia deben ser respetadas», declaró Obama, si bien indicó que ambos países coinciden en que las diferencias han de resolverse por «la vía diplomática» y no retomar la opción militar.
El presidente georgiano, Mijail Saakashvili, agradeció ayer ese «apoyo incondicional».
Por otro lado, Obama indicó que hoy se reunirá con el primer ministro ruso, Vladimir Putin, y también una serie de reuniones con representantes de la sociedad civil y del ámbito económico, con el fin de «poder conocer las necesidades y preocupaciones de la población rusa y continuar nuestra colaboración».
Barack Obama reiteró en Moscú su «firme convicción» de que la soberanía e integridad territorial de Georgia «deben ser respetadas», en alusión al reconocimiento, por parte del Kremlin, de la independencia de Abjasia y Osetia del Sur.
A su llegada a Moscú, Barack Obama insistió en presentar como «inadecuado» vincular el proyecto de escudo antimisiles de EEUU en Europa a las negociaciones con Rusia sobre la reducción de sus respectivos arsenales estratégicos. No obstante, se apresuró a matizar que cree posible un acuerdo con Rusia sobre el controvertido proyecto.
El presidente estadounidense reiteró la manida tesis de que el escudo antimisiles cerca de la frontera de Rusia no iría dirigido contra este país, sino contra la supuesta amenaza de estados como Irán y Corea del Norte. En esta línea, sorprende la insistencia de Obama en considerar como una amenaza a un país, Irán, con el que paralelamente se ha mostrado dispuesto a llevar a cabo negociaciones que pongan fin a la histórica enemistad entre Washington y la República Islámica.
«Desde nuestro punto de vista, es imposible que un sistema de defensa antimisiles como éste aportara protección contra el potente arsenal ruso», insistió Obama en la comparecencia conjunta con Medvedev. Así las cosas, el presidente estadounidense aseguró que «no hemos juzgado apropiado ligar las discusiones» sobre el escudo antimisiles con las negociaciones aún en curso sobre un tratado que tomaría el testigo del histórico START sobre reducción de arsenales nucleares.
Quiera o no quiera, la Administracón Obama es consciente de que Rusia sí vincula ambos dossieres. El propio Medvedev le corrigió al asegurar que en la declaración común de principios se incluiría una cláusula sobre «la vinculación entre los armamentos estratégicos ofensivos y los defensivos. «Es un paso adelante», constató el inquilino del Kremlin.
Y es que, más allá de la lectura de cada parte, lo cierto es que el escudo antimisiles, en su concepción y localización actual, es una línea roja infranqueable para Moscú.
En este sentido, Medvedev se felicitó de que «hasta ahora, siempre hemos oído que este proyecto no nos concernía. Ahora, nuestros socios americanos han decidido hacer una pausa para reexaminar la situación y reformular su posición».
El Kremlin ha propuesto reiteradas veces compartir el proyecto de un sistema de defensa antimisiles en el continente europeo. Obama fue explícito al señalar que «creo que podemos llegar a una entente, pero -puntualizó- habrá que trabajar duro porque esto exige dejar atrás viejas suspicacias».
Ambas partes decidieron encargar a un grupos de expertos de ambos países el análisis de los riesgos balísticos actuales para intentar poner fin a su querella sobre el proyectado escudo antimisiles en el este de Europa.
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