Cristian Vandevelde, nacido el 22 de mayo de 1976 en Lemont (Illinois), ha sido muchos años gregario antes de sentirse líder. Trabajó para Armstrong desde 1998 hasta el 2003. En el 2004 fichó por el Liberty para ayudar a Heras, en el 2005 pasó al CSC para trabajar para Sastre y Basso y no asumió el liderazgo de un equipo hasta su fichaje por Garmin del pasado año, cuando fue líder en el Giro y cuarto en la general del Tour. Siente que el de hoy en Montpellier es un día especial para su equipo y pasado lo será para él al llegar a Girona, donde vive con su familia en una casa comprada hace cinco años.

¿Qué supuso su actuación de la pasada edición del Tour?

Fue una especie de despertar para mí. No iba con la intención de disputar mis opciones personales. Todo el año fue perfecto para mí. El Giro salió muy bien, fui a ver las etapas de montaña, mi peso era el ideal, todas las cosas acompañaron para prepararme... Pero no pensaba en trabajar para mí, sino en hacerlo para mi equipos. Me vi mejor que nunca, me veía con los primeros y entonces trabajé al 100% por vez primera en mi vida para mí y empecé a pensar en mis opciones personales. Después de lo sucedido en ese Tour, la mayor diferencia es que ahora yo tengo confianza en mí. El equipo también tenía mucha confianza en mí el año pasado, pero yo no la tenía. Ahora sí.

¿Se ha dado cuenta de que el Tour puede ser su prueba ideal?

No me quiero limitar al Tour, tengo ganas de vencer en otras carreras como he logrado esta año con la etapa de París Niza. No me gusta preparar mi forma sólo para el Tour, pero siempre lo tengo en la cabeza y especialmente la crono por equipos, que es importante para el Garmin y para mí.

¿El año pasado se vistió de rosa en el Giro tras ganar Garmin la crono por equipos del primer día? ¿Aspiran a repetir éxito hoy?

Tenemos un equipo con potencial para eso y no sé si será posible conseguir el maillot amarillo tras la crono, pero sería un sueño para Garmin. Aspiramos a ganar la contrarreloj, pero hay otros equipos buenos como Astana y High Road.

Este año, por contra, se cayó en el inicio del Giro. ¿Hasta qué punto ha modificado su preparación de cara al Tour?

He estado tres semanas parado sin entrenarme. Gran parte de mi preparación para el Tour era el Giro de Italia, iba a recorrer 3.000 kilómetros en un mes y ahora he hecho menos de mil. Es mucha diferencia. Para compensarlo fui a la Vuelta a Suiza y mi forma ha subido muy pronto. He notado una gran diferencia desde antes de ir a Suiza a después. Han sido cuatro semanas muy buenas para mí, aunque he llegado más bajo que el año pasado al inicio del Tour.

¿Eso le puede ayudar a acabar la carrera más fresco?

No lo sé cómo la acabaré. Yo prefiero estar al 100% desde el primer día, pero nunca sabes cómo va a responder tu cuerpo.

Cada vez son más los corredores que corren Giro y Tour...

Muchos corredores me están copiando, necesitan correr más. El entrenamiento no es lo mismo que la competición y, si tienes una buena recuperación, para el Tour es perfecto prepararlo en el Giro. Hay algunos a los que les gusta entrenarse, pero para mí es mejor correr mucho y entrenar menos. Seré de los que más corren en todo el pelotón.

El Giro le ha impedido hacer un calendario idéntico al que le permitió acabar cuarto el Tour.

He corrido lo mismo que el año pasado: California, París Niza, Castilla León y País Vasco. Ahí descanse un poco para ir al Giro y al caerme he ido a Suiza. Ha sido un año diferente por eso y porque tengo una nueva niña en casa. Tengo dos niños de menos de dos años y es una de las grandes diferencias para mí.

Tras su gran regularidad sin estar mentalizado, ¿qué objetivos se marca en este Tour?

No tengo ninguna etapa en el Tour y me gustaría ganar alguna. En la general mi objetivo es alcanzar el podio. Con la presencia del Astana será más difícil que en el 2008, pero cada año es una diferente carrera y espero lograrlo.

¿Dónde estará la clave de la carrera para usted?

Para mí la del Mont Ventoux será la etapa decisiva y la que marcará los puestos de honor.

¿Le apena no haberse dado cuenta antes de los 32 años de que podía ser un líder para el Tour?

Hasta ahora me había tocado trabajar para otros. Por eso entiendo más el papel de líder, porque he aprendido las cosas con los mejores ciclistas que ha habido. He trabajado para Lance, para Basso y para Sastre y he aprendido poco a poco de todos. Todos los años he aprendido mucho y cuando necesito ahora correr como un líder ayuda lo que he visto porque no es fácil. Haber visto de cerca como lo hacían me permite saber qué debo hacer como jefe de filas.

¿Qué destacaría de los líderes para los que ha trabajado?

Son diferentes cosas de cada persona. Con Lance he aprendido mucho porque estuve seis años con él y todavía mantengo una relación fluida. Basso es un gran corredor y también he aprendido mucho de él. He corrido muchas grandes con ellos y he visto su mentalidad, su tranquilidad para llevarse con otros compañeros y cómo saber manejar la presión del Tour.

¿Qué influencia ha tenido en su carrera ciclista su padre, que está en el Salón de la Fama ciclista de los Estados Unidos?

Mi padre fue dos veces olímpico en 1968 y 72 y fue un buen profesional, sobre todo de carreras de Seis Días en la pista. Fue protagonista de una película de ciclismo y fue el que me trasmitió una afición al ciclismo que viene de mi familia, que es belga. Hace unos cien años fueron a vivir a Estados Unidos, a Chicago, y todos, -mis abuelos, mis tíos y mi padre- corrían y yo comencé a ir en bicicleta con ellos.

Su familia emigró a Chicago y usted ha elegido Catalunya...

Mi mujer también es de Chicago y vivimos en Girona porque es una zona que me encanta. Tengo una casa desde hace cinco años, pero ya llevo doce, mucho tiempo, por allí. En los primeros años venía tres meses en plena temporada, pero cada año el tiempo que estamos en Girona es mayor y estamos muy a gusto en esta zona.