LAB apuesta por una ofensiva sindical con los ejes reivindicativos del 21-M
El sindicato LAB afirmó ayer que hay que desarrollar las reivindicaciones del 21-M y avanzar «con el potencial que se demostró». Para ello apuesta por movilizar a la mayoría social vasca que exige cambios profundos y ofrecer acuerdos entre agentes sindicales, sociales y políticos que permitan desde una acumulación de fuerzas real impulsar esos cambios. A su vez, remarca la necesidad de instrumentos y capacidad de decisión para materializar los cambios.Amaia ZURUTUZA |
La mayoría social que el pasado 21 de mayo salió a la calle y gritó a los cuatro vientos que quiere «cambios, profundos y estructurales, en materia económica y social» es la base del sindicato LAB de cara a definir los ejes de su intervención, según explicó su secretaria general, Ainhoa Etxaide, en una rueda de prensa ofrecida ayer en Donostia para valorar el curso que acaba de finalizar y explicar la perspectiva con la que el sindicato afronta el próximo.
En esa mayoría social se va a centrar LAB para que «tenga capacidad real de impulsar los cambios políticos y sociales que necesita Euskal Herria». Por ello, Etxaide declaró que el salto que se debe dar tras la huelga general es la de «ofrecer a esa mayoría el camino para conseguir cambios concretos».
Para ello apostó por ofrecer acuerdos entre agentes políticos, sindicales y sociales, «teniendo claro que en Euskal Herria sí hay mayoría sindical para liderar un proceso de cambio», y abordar una ofensiva con una capacidad de movilización suficiente como para condicionar el debate político y económico.
Partiendo de la apuesta a favor de cambios profundos, avalándola con acuerdos, Etxaide indicó que la clase trabajadora necesita de instrumentos y capacidad de decidir sobre el modelo económico y social. «Sin instrumentos podemos reivindicar, pero no podemos materializar los cambios», señaló y afirmó que «eso requiere un cambio del marco jurídico-político que dote a Euskal Herria de esa capacidad de decisión».
Un cambio también en la dirección de las políticas económicas y sociales que «se base en situar el reparto del trabajo y la riqueza como ejes centrales», dijo. En este sentido, señaló que para generar empleo hay que repartirlo, y para ello «hay que abordar el debate de la reducción de la jornada laboral, el de las horas extras y el de anticipar la jubilación». «Estamos ante un paro juvenil del 50% -apuntó- y eso sólo se aborda con mecanismos reales de relevos generacionales en el mercado laboral». Asimismo, señaló que el salario social debe ser el instrumento principal para abordar un sistema de protección social suficiente. En lo referido al reparto de la riqueza, defendió un cambio en la dirección de la política fiscal de los últimos años.
Ganancias millonarias
Etxaide también valoró el último curso que dijo ha estado determinada por la crisis y sus consecuencias. Una crisis que como han denunciado varios sindicatos, no han generado los trabajadores, pero si son los que «la están pagando».
Una situación, la del último año, que según Etxaide ha tenido tres pilares de caracterización. Por una parte la actuación de la patronal, «que sigue siendo la que toma las decisiones», y que ha decidido abordar la crisis «garantizando sus intereses y socializando sus costes», según Etxaide. «Una patronal que se esta aprovechando de la situación para sacar nuevas ventajas», y que «es quién aparece como víctima, pero es quien no está perdiendo», dijo.
«Porque si miramos los datos, mientras se destruye empleo y crece la desprotección social» las empresas que cotizan en bolsa han repartido 19.000 millones de euros en dividendos, y la banca ha obtenido 8.000 millones en el primer trimestre del año, explicó .
«Por lo tanto, no es verdad que en esta crisis perdemos todos», incidió, y alertó de que mientras aumenta el paro, también aumenta «la capacidad de la patronal para imponer nuevas restricciones en las condiciones laborales».
El segundó pilar de la actual situación lo situó en el «fracaso de las instituciones ante los trabajadores». Ya que afirmó que las instituciones no han sido capaces ni de prevenir y evitar esta crisis, ni de proteger a los trabajadores ante sus consecuen- cias. «Estamos ante el fracaso de las instituciones a la hora de salvaguardar los derechos sociales y laborales de la mayoría social trabajadora», afirmó.
Criticó que es sobre ese fracaso sobre el que quieren construir el diálogo social, o «una supuesta estrategia que aborde los problemas de los trabajadores». Pero alertó de que «no es posible sacar soluciones con políticas fracasadas». «Ahí no hay solución para los trabajadores», dijo. En tercer lugar afirmó que los responsables de la crisis no son ni los salarios, ni las condiciones laborales, ni el «escaso gasto social» que se destina a las necesidades sociales. «Por tanto, nuevas restricciones en todos esos ámbitos no van a ser la salida a esta crisis», dijo. Y afirmó que las instituciones han dado la espalda a los cambios que exige la mayoría social de Euskal Herria.
Una patronal «que aparece como víctima pero que es quien no está perdiendo» con esta crisis, y el fracaso de las instituciones, que no han sabido proteger a los trabajadores, son, a entender de LAB, dos de los pilares de la situación que se ha vivido el último curso.