San Fermin 2009
El primer encierro, rápido, tranquilo y sin corneados
Los toros de la ganadería cacereña Alcurrucén, que corrieron en sustitución de los de Peñajara ya a que a éstos se les detectó una enfermedad hepática a última hora, protagonizaron un encierro rápido, limpio y, en general, tranquilo. Fieles a su estilo, no dejaron ningún corneado y completaron el recorrido en un tiempo de 2,50 minutos. Sólo hubo cuatro contusionados.
Asier VELEZ DE MENDIZABAL |
El primero fue rápido, limpio y sin corneados. Los toros de la ganadería cacereña de Alcurrucén hicieron honor a su fama de veloces y nobles. En su cuarta e inesperada visita a Iruñea -sustituyeron a última a los toros de la ganadería Peñajara debido a que se les detectó una enfermedad hepática- siguieron fieles a sus señas de identidad. Al igual que en sus anteriores participaciones, bajaron de los tres minutos y no dejaron ningún corneado. Los cuatro heridos lo fueron debido a golpes y traumatismos.
Y es que los astados de Alcurrucén mantuvieron una actitud muy noble a lo largo de toda la carrera, sin lanzar derrotes ni intentar embestir a los mozos que poblaron el recorrido que discurre por las calles de la capital iruindarra. Esta circunstancia, unida al hecho de que al ser martes no se produjeron las aglomeraciones propias del fin de semana, propició que se vieran bonitas carreras ante los toros, con espacios y sin embestidas ni montones de mozos. La simbiosis entre animal y corredor fue total.
Los seis morlacos de la ganadería cacereña salieron como una exhalación desde los corralillos de Santo Domingo y se mantuvieron compactos junto a los cabestros hasta el comienzo de la calle Mercaderes, donde un toro resbaló y continuó su camino hasta la plaza separado del resto del grupo. La velocidad que imprimió la manada, en especial un astado que quiso tomar la delantera en la subida, provocó algunas caídas y empujones, una situación que se repitió a la entrada de la Plaza del Ayuntamiento. No obstante, el momento de mayor tensión de la mañana, estaba por llegar.
Fue al comienzo de Mercaderes, cuando uno dos de los astados resbaló y un par de corredores quedaron atrapados bajo su cuerpo, aunque por suerte no sufrieron heridas de consideración. Esta caída provocó que el astado quedara rezagado, completando el resto del camino hasta la Plaza de Toros separado del resto de la manada. Si bien esta circunstancia añadió un plus de peligrosidad a la carrera, el noble comportamiento del toro de Alcurrucén, que no se giró ni lanzó embestidas a los corredores, permitió que no se produjeran percances de importancia. Esta vez además, parece que el líquido antideslizante hizo su efecto, ya que ningún morlaco resbaló en la curva de Mercaderes.
Sin duda, y como suele ocurrir en los encierros de San Fermin, las carreras de mayor belleza tuvieron lugar en la calle Estafeta, ya que la torada se fue estirando poco a poco y dejó huecos a los mozos para lucirse ante las astas. Otro toro cayó al final de esta calle, por lo que completó el último tramo de la carrera también en solitario, aunque al igual que el otro astado rezagado, no generó situaciones de peligro.
Cuatro toros entraron a la Plaza de Toros junto a los cabestros, mientras que los otros dos lo hicieron en solitario. El quinto se encaminó hacia la derecha del coso, pero el buen hacer de los dobladores hizo que acabara entrando en los chiqueros sin mayores sustos.
Cuatro heridos
El parte médico arrojó un balance de cuatro corredores heridos que tuvieron que ser trasladados a centros hospitalarios de la capital navarra, todos ellos por golpes y contusiones. Fueron dados de alta tras ser atendidos. Se trata de un americano que sufrió contusiones y una herida en el oído izquierdo en la calle Mercaderes, así como un escocés de 28 años que también resultó policontusionado en Santo Domingo.
Los otros dos heridos son dos varones de 31 y 21 años. El primero sufre una sutura en un brazo y el segundo un traumatismo lumbar. En total, la Cruz Roja atendió a 21 personas tras el encierro, 15 de las cuales precisaron diferentes curas.
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No hubo que lamentar heridos de consideración. Los astados bajaron el ritmo y se separaron, lo que propició bonitas carreras. Uno de los morlacos cayó y quedó un tanto rezagado.
Un herido a consecuencia de varias contusiones. Se trata de un ciudadano escocés de 28 años que cayó al suelo y posteriormente fue arrollado por la manada. No ha sido ingresado.
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Tampoco hubo heridos de relevancia en la zona del callejón. No se produjeron aglomeraciones y montones a consecuencia de caídas de corredores. Dos toros entraron a la Plaza más tarde en solitario
Un herido por una policontusión y una herida en el pabellón auricular izquierdo. Los astados de la ganadería Alcurrucén pasaron a toda velocidad, lo que provocó empujones y caídas entre los corredores.
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No se registraron heridos de relevancia, a pesar de que un mozo quedó tendido inmóvil en el suelo tras la entrada de la manada. Un toro hizo amago de irse al vallado, pero fue conducido a los corrales.
Dos heridos por policontusiones. Se trata un varón de 31 años que presenta una herida en el brazo y un joven de 21 que sufre un traumatismo lumbar. Ninguno ha tenido que ser ingresado.
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Por vez primera en la historia de los encierros, ayer los corredores le cantaron a San Fermín también en euskara. De ese modo, primero se entonó el cántico tres veces en euskara y más tarde otras tres en castellano.